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Los socialistas ganan en Portugal pero pierden la mayoría absoluta

Los llamamientos de Sócrates a atajar el ascenso de la derecha al poder han dado fruto

MARIO DUJISIN

La estrategia del primer ministro y líder del Partido Socialista (PS), José Sócrates, que ganó sin sorpresas las elecciones legislativas en Portugal, pese a que perdió la mayoría absoluta y la abstención, que alcanzó el 40,2%, continúa su inexorable paso hacia la consolidación.

Los llamamientos al voto útil para atajar el acceso de la derecha al poder han dado fruto. Los primeros resultados, basados en encuestas a pie de urna, indican que los socialistas, con el 38,3% de los votos, se han impuesto con holgura al conservador Partido Socialdemócrata (PSD) de Manuela Ferreira Leite, que tendrá que conformarse con en el 28,8%.

El Bloque de Izquierda (BE) va en tercer lugar, con el 10,1% de apoyo, posición que podría verse amenazada por el Centro Democrático Social, de derecha nacionalista, que, de momento, obtiene el 8,8 % de sufragios, en reñida disputa con la coalición de comunistas y verdes, que recaba el 7,6% .

Los analistas independientes coinciden en que además del voto útil, un factor importante del triunfo de Sócrates ha sido que el PS dio a su campaña un enfoque positivo, basado en la determinación de lograr un futuro mejor, en proponer soluciones y, sobretodo, en negar las acusaciones sobre el presunto espionaje electrónico al presidente de la república, el conservador Aníbal Cavaco Silva.

El mensaje del PS advirtiendo de que con los conservadores del PSD la Seguridad Social y las jubilaciones sufrirían recortes ha llegado a los electores. Sócrates ha jugado la baza de sus triunfos internacionales: el Tratado de Lisboa, la cumbre UE-África, la consagración de la cooperación estratégica con Brasil, la ampliación del espacio de libre circulación de Schengen, el programa europeo de satélites Galileo y también una orientación clara sobre el plan tecnológico para la energía y el cambio climático en la UE

En cuanto al futuro —una preocupación central para los portugueses—, el PS machacó su intención de avanzar en grandes inversiones que generen empleo. El primer ministro sostuvo que las medidas de su Gobierno ayudaron a que Portugal iniciase la recuperación registrando un crecimiento de 0,3 % entre marzo y junio de este año. En el extremo opuesto, el PSD insistió en que pondría freno a esa política económica: menos obras públicas, bajar los impuestos y más incentivos a las pequeñas y medianas empresas, para no hipotecar el futuro con un endeudamiento excesivo.

La derrotada líder del PSD, Manuela Ferreira Leite, economista de 69 años, católica divorciada, con una imagen pública de dureza, sustentó toda su campaña en lo negativo. Su discurso se redujo a criticar a diestro y siniestro, sin transmitir optimismo ni presentar alternativas.

Ferreira se jugó el todo por el todo apostando por el supuesto prestigio de su figura austera, que le ha valido el apoyo de 'la dama de hierro', una suerte de Margaret Thatcher portuguesa. Sus detractores de la izquierda marxista en el Parlamento han ido más lejos en las comparaciones, al tildarla de 'Salazar con faldas'.

La actual líder del PSD, la primera mujer en el cargo en 35 años de historia de esta formación, fue nombrada en mayo de 2008, tras ascender al núcleo más selecto de la dirección de su partido a la sombra de Cavaco Silva y, más tarde, del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso en el transcurso de su breve gobierno, entre 2002 y 2004.

Durante la campaña, la líder conservadora sorprendió a todos cuando, contra todas las previsiones, no usó su elevada preparación profesional para atacar con argumentos económicos a Sócrates. Su principal argumento para pedir el voto fue de carácter nacionalista y partió de la proclama de que 'Portugal no es una provincia de España'. El precio de esta línea de acción fue altísimo: le costo perder las elecciones deforma categórica, aumentando la distancia con el PS.

Con los resultados de este domingo, el líder del Bloque de Izquierdas, Francisco Louçã, se consagra como una de las figuras más destacadas de la política nacional: en diez años, desde que los grupos entonces trotskistas y de la llamada 'izquierda revolucionaria' se unieran para fundar el BE, triplicó la representación parlamentaria de su partido, superando a los comunistas.

Si se cumplen los resultados de estas encuestas a pie de urna, se demostrará que Portugal mira mayoritariamente hacia su izquierda, pues la suma de los votos de socialistas y marxistas oscilará entre el 52 y el 60,3%.

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