Este artículo se publicó hace 15 años.
Sorolla dialoga con Velázquez en torno a la obra "Menipo",del Museo del Prado
La obra "Menipo", de Velázquez, cedida por el Museo del Prado, es el eje de la exposición "Diálogos" Sorolla&Velázquez", en la que el Museo Sorolla establece las herencias del maestro sevillano en el artista valenciano.
En torno a "Menipo", la directora del museo y comisaria de la exposición, María Luisa Menéndez, ha seleccionado catorce obras que dialogan y en las que se aprecia la herencia de Velázquez.
"La idea es establecer este diálogo y que el público pueda ver un Sorolla distinto al de la playa, con una mirada más profunda", ha señalado la comisaria, para quien Sorolla no es diferente de los otros artistas que descubren al maestro sevillano. "Todos se inspiran en él -dice-, ya que Velázquez a todos da respuesta".
La influencia que tuvo Velázquez en Sorolla "se produjo a lo largo de toda su carrera. En ocasiones es más imperceptible, pero está ahí. Sorolla siempre tiene delante a Velázquez".
Cuando el pintor valenciano es mayor, esta presencia se encuentra en la atmósfera: "Incluso en los cuadros luminosos de la playa, la atmósfera de Velázquez está presente", ha señalado la comisaria de esta exposición, cuyo recorrido se inicia con tres copias que hizo Sorolla de obras de Velázquez, así como con una proyección en la que el público puede contemplar de forma clara los diálogos entre obras de los dos artistas.
Con solo 19 años, Joaquín Sorolla copió "Menipo", un fragmento de la Reina Mariana de Austria y un fragmento de "Las hilanderas". Según María Luisa Menéndez estas "no son muy buenas", pero ya reflejan el impacto que tuvo Velázquez en él.
El diálogo entre ambos pintores se desarrolla siguiendo tres ejes temáticos y comenzando por el dedicado a "El realismo". Para Sorolla, todo es o tiende a ser pintura de la vida cotidiana, y como tal trata cualquier género.
Así se refleja en "Trata de blancas", exponente de su interés por los asuntos de tinte social. En esta obra, así como en "Pescadores valencianos" o en la acuarela "El viejo del cigarrillo", pone el énfasis en la atmósfera que envuelve a los personajes, integrándolos en el espacio pictórico, y, en "Una investigación", muestra que lo cotidiano no tiene fronteras, según la comisaria.
Especial importancia tiene en la exposición el espacio dedicado a "Retratos", género en el que se hace más visible el poso velazqueño. "Las Meninas" ejerció una gran influencia en el tratamiento del género y son perceptibles sus huellas en "Mis hijos" o en "Autorretrato".
Dos retratos individuales, "María vestida de blanco" y "Joaquín Sorolla García y su perro", recuerdan "la estrechez del formato velazqueño y nos remiten a la estela del recortado perfil del aposentador de Las Meninas, don José Nieto, así como a Esopo y a Menipo", ha considerado la directora del museo.
El retrato de su hijo se vincula también a los retratos de los varones de la familia real para la Torre de la Parada, con los que guarda coincidencias tanto iconográficas como compositivas.
El espacio sobre "El paisaje" trata del interés del artista valenciano por la naturaleza más agreste, y singularmente por la Sierra del Guadarrama, que se hace patente a partir de 1906. "El Guadarrama desde la Angorilla" es exponente de la revitalización pictórica de los paisajes de la sierra madrileña y del monte de El Pardo, reivindicados por la intelectualidad regeneracionista.
Las lanzas de los tercios españoles en "La rendición de Breda", de Velázquez, se proyectan en "El baño de la reina, Valsain", y en "Paisaje de San Sebastián".
Durante la exposición, abierta hasta el 24 de enero, el museo ha organizado una serie de conferencias así como talleres gratuitos para adultos, todos los martes a las seis de la tarde.
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