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Sorolla para noctámbulos

La muestra se ha convertido en la más visitada del Prado en la última década

PAULA CORROTO

La noche del pasado viernes, la exposición sobre el pintor valenciano Joaquín Sorolla volvió a colgar el cartel de 'No hay entradas'. A pesar de que el Museo del Prado había decidido aumentar el horario de visita hasta las doce de la noche durante este fin de semana debido a la demanda hoy se cierra la muestra, la solución no fue suficiente. El sábado anterior, ya se habían agotado las 5.700 entradas nocturnas.

Un récord más en una exposición que ha llegado a los 450.000 visitantes desde que se inauguró a finales de mayo. La muestra se ha convertido en la más visitada del Prado en la última década.

El boca a boca ha sido una de las claves del éxito de la exposición

Y, como en los conciertos de rock o en los partidos de fútbol, el viernes noche también hubo reventa. Decenas de personas que no habían conseguido su entrada a través de Internet o por teléfono se agolparon frente a las taquillas por si caía algo. Alguno tuvo suerte. Los afortunados parejas mayores, jóvenes e incluso alguna familia con niños tuvieron que hacer cola ante la puerta de Los Jerónimos. El viernes, muchos cambiaron las copas por Sorolla.

'Teníamos muchas ganas de venir, pero con el verano ha sido imposible. Creo que esta ampliación del horario es una solución inteligente', comentaban Raquel y Rafael mientras esperaban una audioguía ya dentro del museo. Ellos, como la mayoría de los visitantes de este fin de semana, habían entrado el sábado en Internet casi por casualidad y se habían encontrado con el nuevo horario.

En tiempos de crisis, los visitantes agradecen lienzos llenos de luz y vida

'Nos habían hablado muy bien y por eso queríamos verla. No tenemos nada que ver con el mundo del arte, pero nos gusta ver las exposiciones', dijeron a su vez Raquel y Sara. Ellas han formado parte del boca a boca, quizá la mecha que ha encendido el éxito de esta exposición. Era la primera vez que se mostraba un Sorolla tan total en el Prado 102 cuadros, pero Internet, elegida por el 32% de los visitantes, ha sido otro aliciente para las ventas. Las localidades han llegado a agotarse hasta con tres semanas de antelación durante los cuatro meses de la muestra.

La aglomeración se notaba el viernes ya en la primera sala, allí donde se han colocado los cuadros de raigambre social, además de las escenas de trabajos en el mar, juegos en la playa y los retratos. A las once de la noche, estaba abarrotada. Y, a pesar de los esfuerzos del personal de seguridad, un murmullo dominaba todos los espacios. La sensación era la de estar dentro de una catedral en pleno horario de visita de turistas japoneses.

«Ha entrado demasiada gente, algunos cuadros no se podían ver»

Para algunos, este raudal de visitantes no ha sido bien manejado por la organización del museo. 'En las primeras salas, hay tanta gente que apenas se ven los cuadros. Creo que han intentado meter a demasiadas personas', afirmó María Ángeles, una veinteañera que acudió con dos amigos al museo. 'En Valencia, creo que estaban mejor expuestos', manifestaron a su vez Íñigo y Lourdes a la salida del museo.

Sin embargo, acabada la visita, la puntuación en general fue alta. A muchos les encandiló la luz, los reflejos del agua, los blancos vestidos de la clase acomodada del XIX y la viveza del mediterráneo en lienzos como Triste Herencia y El baño del caballo. También todos esos cuadros donde el pintor muestra su amor por su mujer y sus hijas. Los personajes de Sorolla no son unos desquiciados y eso el visitante, en estos tiempos de crisis, lo agradece. A otros les sorprendieron los murales de Visión de España, que se han traído desde la Hispanic Society de Nueva York y que se exponen en la segunda sala.

Estos murales regresarán el 1 de octubre a Valencia. Se cerrará así el círculo del éxito de Sorolla.

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