Este artículo se publicó hace 17 años.
Sucre afronta el tercer día de protestas por la Constituyente que causan tres muertos
Sucre, la capital oficial de Bolivia, completó hoy el tercer día de protestas que causaron al menos tres muertos y 130 heridos, pese a que ya está vacío el cuartel donde los partidarios del presidente Evo Morales aprobaron anoche, en ausencia de la oposición, su proyecto constitucional.
Uno de los muertos, que era policía, fue linchado por una turba esta madrugada, informaron a Efe fuentes oficiales, y los otros eran jóvenes que fallecieron uno el sábado y otro hoy, según portavoces del hospital Santa Bárbara de Sucre.
Los enfrentamientos de policías y manifestantes comenzaron hace tres días, cuando la mayoría oficialista de la Asamblea Constituyente reanudó las sesiones del foro, que llevaba paralizado tres meses, en un liceo militar y sin representantes de la oposición.
Los choques se recrudecieron el sábado y Gonzalo Durán, abogado de 29 años, murió de un disparo en el pecho.
Otro joven, aún no identificado, falleció hoy a causa de un "traumatismo" en el tórax.
Según emisoras de radio de Sucre, los heridos atendidos en los dos principales centros sanitarios de la ciudad ascienden a 130, algunos muy graves.
Recluidos en un liceo militar y sin un solo opositor, los oficialistas aprobaron el nuevo texto constitucional en primera instancia, sin leerlo y a mano alzada.
Quedan pendientes la aprobación artículo por artículo y la ratificación en referendo.
La nueva Constitución, con la que el izquierdista Morales promete "refundar Bolivia", tuvo el voto de 136 de los 255 asambleístas elegidos en julio de 2006.
En aquellos comicios, el partido del indigenista Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), tuvo el 50,7 por ciento de los votos y 137 escaños.
Toda la oposición, los líderes de varias regiones, asociaciones empresariales y otros sectores rechazaron de inmediato el nuevo texto y argumentaron que se ignoró a medio país y fue aprobado "bajo fusiles" y con "sangre en las calles".
Morales no mencionó esta mañana su proyecto de Constitución ni los muertos en los disturbios, en su primera aparición pública tras los incidentes.
El mandatario estuvo en Achacachi, pueblo del altiplano andino, en la entrega de un bono anual de 25 dólares para niños de una escuela primaria pública, y no dijo nada de esos asuntos en su discurso de veinte minutos, transmitido por la radio y la televisión oficiales.
Quien sí habló en varios medios durante la toda mañana fue el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, hombre de confianza del mandatario.
Quintana reiteró que Morales está "sumamente preocupado" por la magnitud de la violencia en Sucre, que ha "desbordado" las propias previsiones del Gobierno.
Anunció que se ha instruido el "repliegue" de la policía de las calles de esa ciudad, para evitar más enfrentamientos, y reiteró que no hubo órdenes de usar armas de fuego contra los manifestantes.
El director de la Policía Nacional, general Miguel Vásquez, agregó que los agentes incluso han abandonado ya la ciudad.
"No debe quedar ni un solo policía en Sucre mientras no haya garantías", agregó el general.
Quintana alabó la "tenacidad y valentía" de los oficialistas para aguantar el "asedio" de los sucrenses, que reclaman el regreso a su ciudad de las sedes del Gobierno y del Parlamento, que están desde 1988 en la Paz.
El presidente del Comité Interinstitucional de Sucre, Jaime Barrón, afirmó se están extremando los esfuerzos para pacificar la ciudad, donde muchos periodistas han sufrido agresiones de todos los bandos, incluida la policía.
Los choques de hoy se concentraron cerca del cuartel donde se reunieron los oficialistas y frente a la Policía de Tránsito, cuya sede fue arrasada por más de 1.000 personas, según medios informativos locales.
Hay decenas de instalaciones y vehículos oficiales incendiados y saqueados.
"Evo Morales tiene las manos manchadas de sangre", gritaban los estudiantes que durante toda la noche mientras combatían con la policía, en tanto que madres desesperadas buscaban a sus hijos entre sollozos y llamamientos a la calma.
Esta ciudad de centro colonial hispano, de poco más de 300.000 habitantes, hoy sin coches y apestando a gases lacrimógenos, muestra por todas partes las cicatrices de la batalla campal.
Varios gobiernos se comunicaron ayer y hoy con el de Morales para expresar su preocupación por la violencia en Sucre, dijeron fuentes diplomáticas.
El embajador de España en La Paz, Francisco Montalbán, declaró hoy a Efe que la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, habló anoche con Quintana, tras recibir llamadas de españoles residentes en Sucre, entre ellos el obispo Jesús Pérez.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.