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"¡Suerte que no compré una casa con piscina!"

Miguel Ángel Esquinas está en el paro desde el 10 de octubre tras toda una vida trabajando para empresas auxiliares del sector de la automoción

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'¡Ya ves cómo está la familia!', exclama Miguel Ángel Esquinas. Está en el paro desde el 10 de octubre tras toda una vida trabajando para empresas auxiliares del sector de la automoción. La caída en la producción de Seat le dejó en la calle, como a su hermano. La novia de Miguel Ángel, trabaja en la compañía automovilística y está a la espera de que el ERE que la afecta se haga efectivo. Y su cuñada está en idéntica situación en Frigo.

Miguel Ángel pasea su imponente humanidad por su Cornellà natal y no se desespera ante su situación. 'Siempre pensé que quedarse en el paro es lo peor que le puede pasar a uno. Ahora sé que no hay que tener miedo: no se acaba el mundo, hay muchas posibilidades y tiempo para hacer cursos', reflexiona.

Pero la sangre fría de este parado de 33 años tiene truco: 'Cada día agradezco no haber obedecido a los que me decían que me comprara una casa con piscina. ¡Suerte que no me la compré!', dice. Los números, en ese caso, no saldrían: en lugar de los 780 euros de hipoteca que paga hoy, pagaría cerca de 1.300. Tiene el piso en Viladecans y su rutina diaria la configuran ahora las tareas del hogar y las visitas a sus padres y a su suegra. Y, por supuesto, buscar trabajo.

'Yo soy carretillero y siempre me sobró el trabajo. En Infojobs sigue habiendo ofertas, pero antes había 40 candidatos inscritos y ahora hay más de 1.000', dice. Sin embargo, asegura que 'la crisis psicológica es peor que la económica' y es optimista ante el futuro: 'Si te lo propones, seguro que al final encuentras trabajo', dice.

Sólo tiene malas palabras para los sindicatos mayoritarios y la Generalitat, a los que responsabiliza de los EREs que sacuden la economía catalana en los últimos tiempos. 'Para mejorar, hay que echar a estos políticos', dice.

Hasta que eso ocurra, Miguel Ángel y su novia se ajustan el cinturón saliendo menos a cenar fuera, 'controlando los precios en el súper'. 'Y cuando vayamos de vacaciones, si hay que dejar el hotel o el bungalow y volver a la tienda de campaña, lo haremos sin problemas', añade.

 

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