Este artículo se publicó hace 16 años.
El Supremo anula la condena por deserción a una militar maltratada
La mujer, víctima de violencia de género, se refugió en una casa de acogida
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La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha absuelto a una soldado condenada por el Tribunal Militar de Canarias por ausentarse de su cuartel durante un mes y medio. Los hechos ocurrieron en el año 2007. La mujer dejó de acudir a su destino porque tenía una depresión muy fuerte y sufría malos tratos por parte de su ex pareja.
El código penal militar no tuvo en cuenta estas consideraciones y condenó a la soldado, Nereida R. J, a pasar tres meses en prisión. La única concesión que hizo el tribunal militar fue reconocer que la víctima sufría unas circunstancias extremadamente estresantes, sola, con dos niñas pequeñas, con una fuerte depresión y sin apoyo familiar, según informa la edición digital de El País. La afectada, que durante su ausencia del cuartel se refugió 15 días en una casa de acogida, recurrió la sentencia ante el Tribunal Supremo.
Deserciones
Los casos de deserción del Ejército son juzgados por el Código Penal Militar y constituyen delito. El rigor de las penas ha sido cuestionado más de una vez por el Tribunal Supremo. El pasado mes de marzo, el Alto Tribunal consideró abusivas las condenas impuestas a los soldados por deserción. En ese momento se refería a la pena de dos años y cuatro meses de cárcel a un soldado destinado en Alicante que permaneció fuera de su cuartel desde el 19 de enero de 2005 hasta el 24 de mayo del mismo año. El Supremo ratificó esta condena, pero solicitó al Gobierno que indultara parcialmente al soldado para que este sólo acabara cumpliendo seis meses de cárcel.
En febrero pasado, ocurrió un caso similar. En esta ocasión el Tribunal Supremo sí que dio la razón a un soldado y lo absolvió, contradiciendo la decisión tomada anteriormente por un tribunal militar. El afectado se había ausentado de su destino sin permiso en el año 2006, tras ser víctima de malos tratos por parte de sus jefes y compañeros de destino por el mero hecho de ser homosexual.
Algunos compañeros, según recoge la sentencia, le decían que, si no se iba inmediatamente del Ejército, le podía pasar "algo malo" porque "los maricones como él" no tienen derecho a estar en los cuarteles.
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