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"En la tele, Europa es el paraíso"

Mamadou y Diouf forman parte del equipo de lucha canaria de Tegueste

S. H.

Mamadou Thiam y Glahds Diouf llegaron en 2006 en cayuco a la isla de La Gomera y desde allí les trasladaron a un centro de menores de Tenerife. Ahora, forman parte del equipo de lucha canaria del municipio de Tegueste, un deporte autóctono de las islas que se practica de manera similar en su país de origen, Senegal.

Un día, los chavales fueron a ver la lucha a un terrero (campo de lucha canaria) y Florencio Rodríguez, el entrenador del equipo, se quedó con su cara. “Tenéis cuerpos de luchadores”, les dijo. “Estos chicos no son tontos, aprenden muy rápido”, agrega Rodríguez.

Además, sus adversarios les tienen miedo por la elasticidad y la fuerza que poseen.El francés y BeyoncéAmbos han cruzado recientemente la mayoría de edad, pero cuando llegaron a Canarias eran menores. A Mamadou le gusta la informática y quiere recuperar el francés. “Que lo hablaba, pero ya no hablo nada y lo he perdido...”, cuenta. Diouf trabaja en una carpintería y gana 700 euros al mes. Le gusta la música hip hop. Mamadou es más fan de Beyoncé y trabaja en un almacén en Tegueste por unos 750 euros al mes. Tienen muchas ganas de aprender y en su vocabulario ya utilizan palabras como pibe o cabrón.

“¿Que si estamos contentos? Contentos porque llegamos bien, pero el viaje en cayuco fue muy duro. Al principio era muy difícil que los padres entendiesen que no mandábamos dinero. Nos habían mandado aquí para trabajar”, explican.

En su país de origen, sus compatriotas no terminan de entender lo dura que puede ser la vida de un inmigrante. “La tele te enseña que Europa es el paraíso y que África es la guerra. Cuando alguien de mi país me pregunta por teléfono si se viene para España, le digo que sí. No puedo decirle que no porque entonces piensan que estás mintiendo, que se lo dices para que no sea competencia”, reflexiona Mamadou.

Los dos tienen mil anécdotas que contar de su estancia en España. Incluso bromean sobre el racismo: “Una vez un niño pequeño me llamó chocolate, y otro día otro me frotó para ver si estaba teñido. No pasa nada, no es con mala intención... Son los padres quienes les azuzan”, concluye Diouf.

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