Este artículo se publicó hace 12 años.
¿La teoría del portafolio de inversión puede salvar vidas?
Por Sharon Begley
Las decisiones sobre la distribuciónde recursos para las investigaciones biomédicas en EstadosUnidos deberían tomarse de la misma forma en que los fondos depensión, mutuales y los centros educativos resuelven cómoinvertir su dinero, argumentó un artículo publicado en larevista científica PLoS ONE.
Con este tipo de investigaciones bajo la lupa tanto porparte de pacientes como del Congreso estadounidense porconvertir tan pocos resultados de estudios en tratamientosconcretos, un experto en finanzas dijo en el artículo que losenvíos de fondos deberían estar guiados por la "teoría delportafolio de inversión".
Aplicar la teoría del portafolio a cómo los InstitutosNacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) distribuyen supresupuesto anual de 30.000 millones de dólares podría reducirel total de años de vida perdidos por pacientes entre un 28 y un89 por ciento, según estimaciones de expertos.
"Necesitamos un esquema para decidir cómo hacer aportes eninvestigación biomédica que sean transparentes, objetivos,racionales y reproducibles", dijo en una entrevista Andrew Lo,del Laboratorio para Ingeniería en Finanzas de la Escuela MITSloan.
Lo, considerado una eminencia en teoría financiera, esco-autor del artículo con Dimitrios Bisias, también del MIT y elcirujano James Watkins, del Hospital de Brigham y las Mujeres enBoston.
"Lo que esperamos es que los científicos y legisladorescolaboren en la medición del éxito" y la teoría de losportafolios de inversión como guía sobre cuánto aportar en lasinvestigaciones de varias enfermedades, dijo Lo.
El concepto básico del artículo fue rechazado por losdefensores de pacientes contactados por Reuters. Algunosseñalaron que bajo el criterio que propone el nuevo análisis, lainvestigación en enfermedades crónicas, trastornos poco comunesy condiciones como el Alzheimer que han eludido la cura seríanconsideradas prácticamente inútiles.
Los funcionarios de los NIH no estaban disponibles paracomentarios.
En términos generales, la teoría del portafolio brinda unaguía sobre cuánto colocar en diferentes inversiones -acciones,bonos, futuros de aceite, inmuebles- según los riesgos y tasasesperadas de retorno, o recompensa.
Así como invertir en acciones del Tesoro de Estados Unidosimplica riesgos diferentes y promete recompensas distintas queinvertir en futuros de café, las apuestas del Gobierno paracombatir una enfermedad u otra arrojan diferentes resultados.
Generalmente, cuando teorías de inversiones se usan paraoptimizar el panorama riesgo/recompensa, las ganancias sondólares. El nuevo artículo argumenta que en investigaciónbiomédica, las recompensas que cuentan son las reducciones enaños de vida perdidos debido a una enfermedad.
La colocación más eficiente de dólares para la investigaciónbiomédica es aquella que maximiza los años de vida salvados pordólar gastado, indican los autores. Esto implica que curar untumor cerebral en un niño de 2 años vale unos 70 años de vida,mientras que curar la artritis en alguien de 85 años valebásicamente cero.
Los investigadores se apuran a advertir que el énfasis enlos años de vida salvados es sólo el primer paso. Una vez que serefina la aplicación de esta teoría a las decisiones sobre gastobiomédico, también se tendrían en cuenta criterios extra, comosi una línea de investigación reduce el dolor o el sufrimiento.
Expertos en biomedicina y defensores de pacientescontactados por Reuters expresaron muchas preocupaciones sobreestas recomendaciones.
Una es que el enfoque sobre los años de vida perdidos nologra captar las enfermedades crónicas que no reducen el lapsode vida pero causan un enorme sufrimiento.
"Cuán rápido mata una enfermedad y a cuántos mata, es sóloun criterio", dijo Scott Johnson, presidente de la FundaciónReparación de la Mielina, que respalda la investigación queapunta a curar la esclerosis múltiple.
"El padecimiento y la discapacidad también cuentan", agregó.
Las enfermedades extrañas o poco frecuentes tambiénquedarían desamparadas, dado que (por definición) afectan a muypocas personas. Usar los años de vida perdidos "es vergonzoso ycompletamente descabellado", dijo Susan Weiner, de la Fundaciónde Tumor Cerebral Infantil.
CAMBIO EN LA FINANCIACIÓN
Actualmente, los NIH colocan fondos en base a cincocriterios:
- "Necesidades públicas"
- Calidad científica de la investigación propuesta; cuánfactible es que un campo realice un avance científico (en baseal conocimiento existente y la cantidad de investigadorescalificados).
- La necesidad de tener un programa de investigacióndiversificado.
- La necesidad de respaldar a esos componentes deinfraestructura, como personas, equipamiento e instalaciones.
Empleando los años de vida perdidos como medida de retornosobre la inversión, algunos inversores de los NIH han tenidoresultados muy favorables y otros no tanto.
Por ejemplo, el estudio muestra que invertir en lainvestigación del VIH tuvo un retorno del 9.100 por ciento, loque refleja el hecho de que el VIH/sida originalmente era casicompletamente letal y causaba la muerte de personas jóvenes.
Ahora, los medicamentos inhibidores de la proteasa lo hanconvertido en una enfermedad más controlable que no reducetantas vidas. "Realmente dieron en el blanco con los inhibidoresde la proteasa", dijo Watkins.
Con la misma vara de medición, el cáncer tuvo un retorno del50 por ciento, mientras que la enfermedad cardíaca del 1.000 porciento.
Por su parte, los trastornos neurológicos, como el Parkinsony el Alzheimer, tuvieron una tasa negativa de recompensa:ninguna persona ha sido curada o incluso tratada con éxito pesea los millones de dólares gastados en investigación, y suincidencia está en alza.
Aplicar la teoría del portafolio cambiaría drásticamentecómo los NIH gastan el dinero público. El Instituto de SaludInfantil y Desarrollo Humano, cuya investigación se ubicaprimera en cuanto a los años de vida salvados, recibiría el 23por ciento del dinero de los NIH, en lugar del actual 7 porciento.
El Instituto del Corazón, los Pulmones y la Sangre, cuyosestudios han llevado a las estatinas y otros fármacos que salvanvidas, pasarían del 17 al 23 por ciento. El Instituto del Cáncerrecibiría el 52 por ciento, en lugar del actual 27 por ciento.
Los perdedores serían los institutos que se focalizan en ladiabetes (cuyas tasas se han disparado, generando un retornonegativo de la inversión), el cerebro (con un mal registro entérminos de salvar vidas perdidas por Alzheimer y otrasenfermedades) y la salud mental.
Los autores escribieron que no "sugerirían adoptar unapolítica que elimine la financiación en ningún grupo deenfermedades". Incluso las inversiones más riesgosas a vecesrecompensan y llevan a algunos inversores a poner sus ojos enellas.
Con todo, reconocieron que los años de vida (salvados) sonuna medición cruel del éxito.
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