Este artículo se publicó hace 13 años.
Testigos de defensa Manning confirman laxitud en manejo documentos secretos
La defensa del soldado Bradley Manning, acusado de filtrar documentos a WikiLeaks, cerró hoy la vista tras un interrogatorio a dos testigos, que confirmó la laxitud con que la mayoría de los militares manejaba la información clasificada y los problemas de comportamiento del acusado.
Durante 40 minutos, el abogado defensor del estadounidense Manning, David Coombs, interrogó a los dos testigos a los que ha accedido el presidente del tribunal militar, el teniente coronel Paul Almanza, que antes de que termine enero presentará sus recomendaciones sobre si el soldado debe ser juzgado en una corte marcial.
Coombs subrayó las limitaciones a la que ha estado sometida la defensa al no poder presentar más testigos, de la lista de 48 que ofrecieron, entre los que se encontraban el presidente estadounidense, Barack Obama, o la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Los testigos llamados hoy por la defensa, el capitán Barclay Keay y el sargento Daniel Padgett, compañeros de Manning en Irak, reforzaron dos de los argumentos que la defensa ha presentado en los últimos días: la laxitud con la que la mayoría de los militares manejaba la información clasificada y los problemas de comportamiento del acusado.
El sargento Padgett habló de los problemas de comportamiento de Manning, especialmente sobre un incidente en su cuartel en Irak en diciembre de 2009, cuando el soldado estadounidense arrojó una mesa y un ordenador en un ataque de ira.
Pese a ese incidente y a otros inconvenientes previos, no se informó a los supervisores de Manning, y el soldado continuó en esa unidad de inteligencia sin perder sus privilegios de acceso a información reservada.
La defensa ha intentado durante estos cinco días de vista remarcar los problemas emocionales del joven Manning, especialmente por su homosexualidad e incapacidad de adaptación, que llevaron a una supervisora a recomendar durante su instrucción que no se encargara de labores de inteligencia.
Por su parte, el capitán Barclay Keay recordó la rutina en la base donde estaba reclutado con Manning y testificó, como hicieron días atrás otros soldados, que en los ordenadores donde se trabaja con información clasificada también se veían películas o se instalaban videojuegos en red.
Según Keay, estas prácticas "eran toleradas" por los superiores y aceptadas por la mayoría, algo que no se esforzaban por ocultar.
El capitán opinó que Manning era un buen soldado y un buen analista de información y añadió que todos los miembros de esa unidad sabían que la seguridad de los datos con los que trabajaban era algo de lo que cada uno era responsable.
La fiscalía, que hoy se mantuvo más al margen, intenta probar que el soldado estadounidense filtró decenas de miles de cables del Departamento de Estado, datos clasificados de las guerra de Afganistán e Irak, así como vídeos de acciones de guerra a WikiLeaks.
Antes de pedir un receso hasta mañana para que las partes presenten sus argumentos finales, el presidente del tribunal, Paul Almanza, se dirigió a Manning para recordarle su derecho a hacer un alegato. El soldado, que se ha mantenido frío y tranquilo, fue escueto y respondió: "No, señor. Está bien".
Esas han sido las únicas palabras de Manning, siempre pertrechado con uniforme de camuflaje caqui y gorra, un joven que acaba de cumplir los 24, lleva más de año y medio en prisión y se enfrenta a una condena de cadena perpetua en un tribunal castrense.
La audiencia ha transcurrido sin grandes sobresaltos, ante la atenta mirada de un grupo de asistentes que no superaba el medio centenar, muchos de los cuales son simpatizantes del soldado Manning, al que consideran tanto un "héroe" como un "muchacho ingenuo con mala suerte".
Daniel Ellsberg, el analista militar que en 1971 filtró los "Papeles del Pentágono" y al que se ha visto acompañado de la abogada del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, dijo hoy a Efe que "ha quedado claro que hay suficientes evidencias para iniciar un juicio militar".
"El proceso, sin embargo, no debería continuar por ser un escándalo debido a dos razones principales: por la mala conducta del Gobierno en este caso y por el hecho de que durante más de diez meses Manning fue sometido a un trato claramente abusivo", indicó Ellsberg.
En su opinión, este caso, que mañana cierra su fase preliminar a la espera de la decisión de las autoridades militares sobre el juicio castrense, es claramente injusto y diseñado para perjudicar la defensa de Manning.
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