Este artículo se publicó hace 16 años.
The Sonics o como divertir con una verbena de "standars" ralentizados
La segunda jornada del Primavera Sound ha tenido en los pioneros The Sonics a su cabeza de cartel, una banda con más de cuarenta años a sus espaldas que han hecho hoy de su repertorio una divertida verbena de "standars", ralentizado, eso sí, por el inexorable, para todos, paso del tiempo.
"Cinderella", "Stricnine" y otros temas del estilo, de cuando las canciones eran cortas y simples, y la música era más importante que la actitud, han hecho moverse a un público sorprendido de encontrarse a este quinteto que a pesar de su raudo y fugaz paso por la historia del rock -un puñado de discos para criar fama- todavía deberían cobrar réditos de lo que sembraron, aunque nadie les pague nada.
La sesión del viernes ha empezado con un banda de "Oscar" -sí, Hollywood- The swell season, el dúo formado por Glen Hansard y Marketa Irglova, ganadores del "premio de la academia" por una canción para la película "Once", uno de los "sleepers" de la temporada pasada, que en el Auditorio del Parc del Fórum, han hecho repaso de ese folk agradable, que no suele molestar a nadie.
Un poco más tarde, y en el escenario Estrella Damm, los hermanos Jarman -dos tercios de The Cribs, un joven trío que todavía se encuentra en un momento dulce para la crítica- han utilizado sus conocimientos en clonación -para eso son gemelos- a la hora de reproducir, interpretar, o digámoslo más directamente, copiar, los estilos de aquellas bandas que escuchaban cuando eran niños, y que recomponen en los temas de su "Men's need. Women, whatever".
Atravesando la enorme explanada del Fórum, bajando las más de cincuenta escaleras -que luego hay que subir- para situarse bajo la pérgola fotovoltaica en el escenario Vice Jägermesteir, allí actuaban, a media tarde, The Mary Onettes, mientras las tripulaciones de los veleros que participaban en alguna regata entraba con sus barcos en el puerto deportivo del Fórum. Una imagen que a muchos les ha parecido postproducción de lo perfecto que resultaba.
En cuanto a The Mary Onettes, su discográfica asegura en la página promocional que son como los A-ha, versionados por Jesus and The Mary Chain, y la verdad es que viéndolos en directo no se puede poner ninguna pega a este parecido, o al menos hoy, lo han clavado.
Una vez más en ruta, y tras otro paseo de rigor -apuntar a la organización que quizás seis escenarios a distancias oceánicas sea un poco excesivo- en el del CD Drome estaban The Strange Death of Liberal England, un combo británico con algunas ínfulas, cuya ruidosa propuesta ha dejado algo turulatos a los espectadores vespertinos, que han corrido a refugiarse a la sombra de Bishop Allen, mucho más modosos con sus canciones fácilmente asimilables.
La segunda sesión que tenía que ofrecer Portishead, hoy a cubierto y en el Auditorio tras el monumental concierto de la madrugada de ayer, éste al aire libre, ha sido uno de los pocos retrasos que se han registrado en el programa, porque hay que reconocer que los horarios se cumplen a rajatabla, o casi.
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