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El Tío Pepe ya vigila a Carlos III

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Carlos III ya mira al Tío Pepe

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Muchos viandantes se sorprenden al comprobar la nueva ubicación del emblemático cartel luminoso del fino en la madrileña Puerta del Sol

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"A mí me parece muy de Sol, muy de Madrid y muy de España", defiende una alegre universitaria llamada Marta, mientras admira el cartel de Tío Pepe, que ha vuelto al kilómetro cero de la capital de España, y toma un tentempié sentada en el borde de la fuente del centro de la plaza con una amiga. Hoy, la Puerta del Sol amanecía con una decena de periodistas recopilando opiniones de los viandantes sobre la vuelta del famoso cartel de Tío Pepe a la emblemática plaza.

El Tío Pepe, con su sombrero, su guitarra y su salero natural ya restaurados, volvió anoche a coronar la Puerta del Sol, tras su abandono del número 1 para pasar al número 11 de la emblemática plaza, donde muchos madrileños lo han recibido con los brazos abiertos, aunque no han faltado las críticas.

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Entre los conocidos muñecos, las estatuas humanas, los compradores de oro y algún que otro aficionado del Atlético de Madrid y del Chelsea -preparados para el partido que los dos equipos de fútbol disputarán esta noche-, algunos curiosos levantaban la mirada hacia el divertido cartel.

La amiga de Marta también está a favor del regreso de Tío Pepe, quien ya es "como de la familia", por lo que le parecía "muy raro" que no estuviese desde hace tres años. "No molesta", reivindica la joven, en alusión a las críticas que ha recibido la decisión de volver a poner el rótulo de la empresa jerezana presidiendo la capital de España. De hecho, no cree que el cartel dañe la imagen de la Puerta del Sol.

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"¿Qué pasa? ¿Que el del nuevo edificio pedía menos dinero?", comenta una señoraPor el contrario, Dolores, una señora mayor que porta un pequeño broche con la bandera republicana en su chaqueta, denuncia que, aunque le parece "bien" que lo vuelvan a poner, deberían haberlo hecho en su anterior ubicación, en el número 1 de la Puerta del Sol. "¿Qué pasa? ¿Que el del nuevo edificio pedía menos dinero?", comenta la señora, indignada, antes de incidir en que, si de verdad era un emblema, debería seguir siéndolo en su edificio original.

Anoche, varios operarios subieron las letras que forman el anuncio a la azotea del edificio de Puerta del Sol 11, a 130 metros del lugar donde estuvo emplazado durante casi ocho décadas. A Tío Pepe le volvieron a pintar la botella, la chaqueta, la guitarra y las letras, además de colocarle nuevos neones y de aligerarle la estructura.

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Unos trabajos de restauración que Jacobo, de 50 años, considera "excesivas", teniendo en cuenta que, según él, el Gobierno sólo utiliza el dinero para "ridiculeces" y "tambalaches", en vez de reforzar el presupuesto de educación y sanidad. "Este gasto superfluo se llama despilfarrar", afirma el madrileño, quien reconoce sentirse "estafado" por la repercusión de la recolocación del famoso rótulo.

Decenas de viandantes hacían fotos esta mañana al cartel, e incluso había turistas y madrileños que se hacían autofotos -los famosos 'selfies'- para retratarse a sí mismos con un pedazo de historia de la capital de fondo.

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Entre los autores de este tipo de fotos, están Alejandro y Beatriz, una joven pareja de Benidorm que reconoce que, si se han enterado de la restauración del emblemático cartel, ha sido gracias a la gran cantidad de mensajes publicados en la red social Twitter, tanto a favor como en contra de su nueva ubicación. A juicio de Alejandro, lo que simboliza no tiene "mucha relación" con la Puerta del Sol, pero, si es "algo histórico", les parece "bien" que la hayan repuesto.

Algunos lo han acogido con entusiasmo, otros con indiferencia y los menos con desdén; pero él, Tío Pepe, permanece ajeno a las polémicas, sólo desea llenar de alegría la Puerta del Sol desde lo alto de su nuevo edificio. ¡Bienvenido!

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