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Los tres días del secuestro de Andrea

Detenidos en Alicante dos hermanos ex militares por raptar a una joven. Exigían un rescate de 300.000 euros. Lo habían intentado cuatro días antes

Ó. LÓPEZ-FONSECA

Con los ojos vendados y en un agujero de cuatro metros cuadrados excavado en una montaña cercana a Alicante. Así permaneció Andrea P. durante los tres días que duró su secuestro a manos de dos hermanos ex militares. Policías de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV pusieron fin a su pesadilla en la madrugada del jueves, tras detener a uno de los delincuentes cuando iba a recoger el rescate y convencer al segundo, en una tensa conversación telefónica, de que pusiera en libertad a la víctima. Poco después, éste era también capturado.

La joven había sido raptado el lunes anterior, después de que los delincuentes, que la habían sometido a vigilancias previas y lo habían intentado sin éxito cuatro días antes, consiguieran subirla a la fuerza a un coche tras rajar las ruedas del vehículo de la víctima. Al poco, la obligaban a telefonear a la pareja de su madre, Ramón M., propietario de SEUR en Alicante, para que le dijera que había sido raptada. En la misma llamada, los secuestradores pusieron las primeras condiciones: el pago de 300.000 euros en billetes de 50 euros y que no avisara a la Policía.

En los días posteriores, el padrastro recibió media docena de llamadas en las que los delincuentes le presionaban para que consiguiera el dinero. En una de ellas, Ramón les dijo que sólo había logrado reunir 74.000 euros. Los secuestradores se conformaron y fijaron la entrega del rescate para la medianoche del miércoles.

Ese día, y después de que los ex militares comunicaran por teléfono hasta tres cambios del lugar de entrega, un miembro de la familia depositó la bolsa con el dinero junto a la farola de un polígono a las afueras de la ciudad levantina. Minutos después, un individuo en bicicleta pasaba por el lugar sin detenerse. Al poco tiempo, volvía y recogía la bolsa. En ese momento, era detenido el que resultó ser un ex legionario que había sido repartidor de la empresa del padrastro de la víctima.

El secuestrador se negó a revelar dónde estaba retenida la chica, mientras su teléfono móvil sonaba una y otra vez. Era su hermano, impaciente por saber si había recogido el dinero. Finalmente, uno de los policías respondió al teléfono y, tras doce minutos de tensa conversación, consiguió convencer al delincuente de que soltara a la joven. Antes de hacerlo, el ex militar, que un mes antes había terminado de cumplir una condena por matar a su mujer, amenazó a la joven: 'Han detenido a uno de la organización y, por ello, debería pegarte un tiro, pero he decidido dejarte libre'.

A las cuatro de la madrugada, dejaba a la víctima junto a una cabina y emprendía una huida a la que la Policía pone fin en otra cabina, esta situada cerca de la comisaría de Alicante. A los dos detenidos se les acusa también de haber robado el 27 de junio a punta de subfusil el vehículo a una pareja y el dinero a varias prostitutas. Las llaves del coche aparecieron en el zulo donde estuvo Andrea.

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