Este artículo se publicó hace 15 años.
Las tres horas de sangre fría de Moncho
La Guardia Civil reconstruye los pasos tras el crimen del presunto asesino de L’Alfàs del Pi
Ramón García, Moncho, el joven que el pasado 4 de abril presuntamente mató a su hermana Rocío, de 17 años, en L' Alfàs del Pi (Alicante), demostró durante las tres horas que siguieron al crimen una enorme sangre fría, según la reconstrucción de sus pasos hecha por la Guardia Civil. Posteriormente la juez prisión comunicada y sin fianza para Ramón.
Desde que apretó el gatillo dos veces, sobre las 9.30 horas de aquel día, Moncho no sólo intentó simular un robo revolviendo la casa familiar y forzando la puerta, sino que, además, inició una carrera de cerca de tres horas en la que intentó construirse unacoartada.
Ramón ha reconocido en los interrogatorios que tras disparar salió del chalé familiar y escondió la escopeta en el maletero de su vehículo. Antes de llevar el arma donde el pasado miércoles finalmente la encontró la Guardia Civil, se dirigió al centro del pueblo, al Bar Avenida, que regentaba su padre puesto en libertad sin cargos en la noche del miércoles, para felicitar a este por su cumpleaños. A continuación, volvió a subirse a su vehículo y se trasladó hasta un barranco a las afueras de la localidad. Allí, dentro de una canalización, escondió la escopeta, en cuyo interior aún estaba uno de los cartuchos percutidos.
Tras ello, Moncho condujo hasta el gimnasio al que acudía casi a diario, situado en Benidorm, a poco más de ocho kilómetros de LAlfàs del Pi. Allí, según las fuentes de la investigación, el poco tiempo que estuvo lo dedicó a fabricarse una coartada lejos del lugar del crimen. Para ello llamó por el móvil a varios amigos, a los que comentó que se encontraba en las instalaciones deportivas. "Tan poco estuvo, que ni siquiera se duchó", aseguran las fuentes consultadas.
Al abandonar el gimnasio, el presunto asesino de L'Alfàs se dirigió de vuelta al pueblo. Sin embargo, no fue derecho a su domicilio, donde aún yacía sin ser descubierto el cuerpo sin vida de Rocío, sino que se encaminó hacia el concesionario de coches donde trabajaba Rafael, el novio de su hermana, con el que habló un rato. La Guardia Civil considera que con aquella charla intentaba consolidar su coartada.
Poco después de las 12.15 horas, el joven llegó a su casa. Su madre y la chica que había acudido a limpiar la vivienda y que mantenía una relación sentimental con el propio Ramón acababan de descubrir el cadáver. Moncho cogió entonces el cuerpo ya sin vida de su hermana y lo subió a su coche para llevarlo al hospital, en lo que parecía un intento desesperado por salvarle la vida. Sin embargo, los médicos sólo pudieron certificar la muerte de la menor.
En el centro médico, el joven se limpió tranquilamente las manchas de sangre. Iniciaba a partir de ese momento, y hasta su detención el pasado martes, el papel de desconsolado hermano de su propia víctima.
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