Este artículo se publicó hace 16 años.
Tres personas fallecen en el Pirineo oscense sepultados por un alud
Tres hombres de entre 32 y 37 años han fallecido hoy en el pico Anayet, en la estación pirenaica oscense de Formigal, sepultados bajo un alud que se desencadenó en torno a las 10:30 horas en una zona fuera de las balizas que señalan las pistas practicables.
Los fallecidos son dos esquiadores vascos -Íñigo Enrique Z.G, de 37 años, nacido en San Sebastián y vecino de Vitoria, y Daniel O.E, de 36 años y vecino de San Sebastián- y un trabajador de la estación de Formigal -Miguel Ángel Rodríguez, "Chusky", de Zaragoza y 32 años-.
Los dos esquiadores vascos practicaban este deporte fuera de pistas junto con otras dos personas, que no se vieron afectadas por el alud y que fueron las primeras que dieron el aviso al 112, mientras que Miguel Ángel Rodríguez trabajaba en ese momento tomando fotografías de la zona en función de su trabajo en el área de márketing y comunicación de la sociedad Montañas de Aragón (Aramón), entidad gestora de la estación de Formigal.
Los tres cadáveres han sido trasladados al Hospital comarcal de Jaca para practicarles la autopsia.
El servicio de Protección Civil del 112 recibió la llamada de alerta a las 10:38 horas e inmediatamente se pusieron en marcha los equipos de rescate, formados por miembros de la seguridad de la estación de esquí, efectivos de la Guardia Civil de Montaña de Benasque, Boltaña, Panticosa, Jaca y Tarazona, apoyados por perros especializados en rescates en aludes, los bomberos del Alto Gállego, Protección Civil y médicos del 061.
En torno a las 12:00 horas fue localizado el primer esquiador y el segundo unos veinte minutos después, ambos con vida, y se intentó su reanimación en la UVI-móvil con base en Sabiñánigo que se trasladó hasta el aparcamiento de Anayet de la estación de esquí, en la que no se pudo hacer nada por salvarles. La tercera víctima fue rescatada sin vida poco tiempo después.
El teniente jefe de la sección de Montaña de Jaca de la Guardia Civil, Pedro Garijo, destacó a los medios en el lugar de los hechos que la intervención fue "rápida y eficaz" y que para la localización de la segunda y tercera víctimas fue necesario usar aparatos de sondeo y de búsqueda de personas en avalanchas.
Se están investigando las causas del suceso, según Garrijo, quien pidió "respeto y cuidado en la montaña" y recordó que en las dos últimas noches ha caído mucha nieve que no está compacta y por tanto no es recomendable esquiar fuera de pistas porque "el monte no está en sus mejores condiciones".
A la zona en la que se produjo el accidente, precisó el director de la estación de Formigal, Antonio Jericó, se puede acceder esquiando, pero el área concreta en la que se produjo la avalancha no era de muy fácil acceso.
Jericó explicó que todos los días antes de abrir las pistas el personal de la estación analiza su estado y determina cuáles se abren y cuáles no, y de hecho hoy no se abrieron algunas por el elevado riesgo de aludes, fuerte en zonas no balizadas.
El consejero de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno aragonés, Arturo Aliaga, acudió a Formigal tras producirse el alud y tras dar el pésame a los familiares de las víctimas compareció ante los medios de comunicación, sin admitir preguntas, para lamentar profundamente el accidente y para insistir en la necesidad de tener mucha prudencia cuando se sale a la montaña.
El Gobierno de Aragón e Ibercaja son propietarios, al cincuenta por ciento, de Aramón, sociedad a la que además de Formigal pertenecen las estaciones de Cerler, Panticosa, Valdelinares y Javalambre.
Aliaga insistió en la prudencia que los aficionados al esquí y a la montaña deben tener cuando practican sus aficiones y aseguró, en este sentido, que la estación de esquí de Formigal es "segura".
También ante los medios el presidente de Aramón, Francisco Bono, se refirió al joven trabajador de Formigal fallecido en el alud, Miguel Ángel Rodríguez, "Chusky", muy querido en la estación, en la que llevaba dos años, y que pertenecía al equipo de márketing y comunicación, desde el que fue el artífice de la campaña "Un gorro, una ilusión".
Con el principal objetivo de aproximar la nieve y las montañas a los niños oncológicos, ésta se desarrolló en distintos hospitales infantiles de España y consistía en entregar a cada niño enfermo un gorro a cambio de una sonrisa.
En la estación de Formigal, en la que se registraba una gran afluencia de público debido a la cercanía de la festividad del Día de Reyes, a la abundancia de nieve y al buen tiempo, había hoy varias pistas cerradas por riesgo de aludes, que se cifraba en un nivel cuatro de cinco para las zonas situadas fuera de las balizas.
Al menos veintiún españoles han muerto en accidentes producidos en estaciones de esquí desde 2004, de los que siete -incluidos los tres de hoy en la estación de Formigal- fallecieron a causa de aludes.
La última víctima mortal se produjo el 13 marzo de 2006, cuando una vecina de Manresa falleció al chocar contra un esquiador cuando ambos practicaban este deporte en una pista de dificultad roja en la estación de La Masella (Girona).
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