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Tres presidentes de África Occidental pedirán a Gbagbo que deje la Presidencia marfileña

EFE

Tres presidentes de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) viajarán a Abiyán para instar a Laurent Gbagbo a que deje la presidencia de Costa de Marfil y facilite la trasmisión del poder a Alassane Ouattara, y le advertirán que podrían usar la fuerza para obligarle.

El portavoz de la CEDEAO, Sunny Ugoh, dijo hoy a Efe en Lagos que la delegación, que viajará el próximo martes a Abiyán, la compondrán los presidentes de Benin, Cabo Verde y Sierra Leona, quienes tienen previsto reunirse con Gbagbo, posiblemente acompañados por el presidente de la Comisión de la organización, James Victor Gbeho.

El pasado viernes, en una cumbre extraordinaria, diez de los quince presidentes de la CEDEAO se reunieron en Abuya, la capital de Nigeria, para advertir a Gbagbo de que podrían usar la fuerza para sacarlo del poder si no reconoce a Alassane Ouattara como legítimo presidente de Costa de Marfil, tras las elecciones del pasado 28 de noviembre.

La CEDEAO ha descartado otra vía que no sea la salida de Gbagbo del poder para solucionar la crisis marfileña, y no contempla la posibilidad de un Gobierno de unidad, como los formados tras los conflictos postelectorales de Kenia y Zimbabue.

Ahoua Don Mello, portavoz del Gobierno de Gbagbo, acusó ayer, sábado, a los gobernantes de África occidental de "delincuencia política" por la amenaza de usar la fuerza y dijo que Costa de Marfil "tiene una Constitución y unas leyes que se deben cumplir", al tiempo que recalcó que su país "no es un protectorado de la CEDEAO".

Mello advertió de que una intervención militar internacional supondría una guerra civil que desestabilizaría la región.

Tras los comicios pasados, la Comisión Electoral Independiente dio la victoria a Ouattara, con un 54 por ciento de los votos, frente a un 46 por ciento de Gbagbo, un resultado convalidado por la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI).

Gbagbo no admitió la derrota y el Consejo Constitucional, formado por sus partidarios, anuló las votaciones en siete distritos ampliamente favorables a Outtara y le dio el triunfo con un 51,5 por ciento, contra el 48,5 por ciento de su rival.

Ouattara y Gbagbo se invistieron como presidentes y designaron sendos primeros ministros y gobiernos, lo que ha generado una enorme tensión y ha provocado la violencia en el país, que se encuentra al borde de la guerra civil.

La comunidad internacional en pleno ha respaldado a Ouattara y ha exigido a Gbagbo que deje la Presidencia.

Gabgbo ya ha sido sometido a sanciones económicas y de viaje por la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos.

La Unión Africana y la CEDEAO han suspendido a Costa de Marfil hasta que Ouattara pueda tomar posesión de la Presidencia, lo que impiden las Fuerzas Armadas y de Seguridad, leales a Gbagbo.

Mientras tanto, los "cascos azules" de la ONUCI y las Fuerzas Nuevas, los antiguos rebeldes que no se desarmaron tras la guerra civil, de 2002 a 2007, protegen a Ouattara y su Gobierno, cercados por los militares en el complejo del Hotel Golf de Abiyán, que han habilitado como sede.

Desde que se inició la violencia postelectoral, según organismos de la ONU, al menos 173 personas han muerto en Costa de Marfil por este motivo, la mayoría a manos de policías, militares, milicianos y mercenarios leales a Gbagbo.

La Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) afirmó hoy que se eleva a 14.000 el número de refugiados de Costa de Marfil que han llegado a Liberia, en su mayoría mujeres y niños.

Los partidarios de Ouattara han elevado la cifra de muertos por la violencia a 745 personas desde que se inició el conflicto postelectoral y han apuntado como principales responsables a milicianos y mercenarios liberianos, aunque algunas fuentes locales también han señalado que hay angoleños entre ellos.

Hoy mismo, el Gobierno de Luanda reaccionó airado y, en un comunicado difundido por la agencia oficial ANGOP, negó que haya "soldados o mercenarios angoleños en Costa de Marfil".

Para el Gobierno angoleño, las declaraciones que apuntaban a su existencia son una "campaña de desprestigio" que considera que entran dentro de "la estrategia habitual de injerencia externa en los asuntos del continente".

El conflicto de Costa de Marfil, según las autoridades de Luanda, debe ser resuelto con la iniciativa del continente, de manera "pacífica y negociada", y la Unión Africana debe tomar el liderazgo del proceso.

En caso contrario, el Gobierno de Luanda augura una guerra civil en Costa de Marfil "que podría socavar la estabilidad en África Occidental" y poner en peligro procesos de estabilización en curso en varios países, como Liberia, Sierra Leona, Guinea Conakry, Guinea Bissau y Níger.

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