El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, advirtió hoy de que la crisis financiera puede repercutir en el beneficio de los grandes bancos europeos por la caída de la actividad en el mercado de créditos estructurados y por la tendencia generalizada a limitar la asunción de riesgos.

En una comparecencia ante el Parlamento Europeo, Trichet también aludió al mayor coste de la financiación que ya están afrontando las entidades europeas.

Sin embargo, consideró que, gracias a años de reforzar sus balances, el sector bancario de la eurozona ha podido afrontar las turbulencias financieras en una posición fuerte.

Trichet hizo hincapié en que la volatilidad en los mercados globales continúa y recalcó que todavía "no ha pasado lo peor".

A su juicio, las perspectivas para la estabilidad financiera de la eurozona siguen marcadas por una "considerable incertidumbre" y estimó fundamental que para despejarla las entidades revelen, en detalle y cuanto antes, su grado de exposición a los activos afectados por las crisis.

En este contexto, Trichet señaló que la vigilancia es más importante que nunca y subrayó que el BCE debe, por su parte, encargarse de anclar las expectativas de inflación y asegurar el funcionamiento correcto del mercado de dinero.

Recordó que las agencias de calificación de riesgos -cuya tardanza en alertar de los problemas asociados a las hipotecas de "alto riesgo" generó dudas sobre su fiabilidad e independencia- deben eliminar cualquier conflicto de interés en su actividad y ampliar la información que facilita a los inversores.

El presidente del BCE se mostró partidario de la auto-regulación, pero precisó que si estas entidades no logran dotarse de un código de funcionamiento adecuado, será necesaria una iniciativa política.

Asimismo, incidió en que los supervisores tienen que garantizar que las entidades cuentan con reservas de capital adecuadas y apostó por una adaptación de la legislación actual que preste atención a los nuevos instrumentos financieros. EFE