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El trueno que ganó al relámpago

 

 

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Discreto y amable cuando pasea por las calles de Collado Mediano, un pequeño pueblo de la sierra madrileña, el indio Viswanathan Anand se transforma sobre el tablero. Sin aspavientos, con serena elegancia, sus piezas ejecutan precisos y letales movimientos a un ritmo vertiginoso y demoledor. "El niño relámpago", como le llamaban en su país, desarma a los rivales con un atronador repertorio de imaginativos recursos tácticos.

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La frescura de Anand se agiganta frente a la sobria escuela rusa. Su juego atractivo, avalado por dos títulos mundiales, le aproximan a Bobby Fischer, el norteamericano que en los setenta hizo temblar a la poderosa armada ajedrecística soviética. El mito de Fischer, fallecido el pasado enero, creció sobre una propuesta deportiva valiente y una vida convulsa. La figura de Anand se cimenta sobre la osadía táctica y la naturalidad vital. El maestro indio no rehuye el contacto con los aficionados al juego de los 64 escaques. Al contrario. Participante habitual en simultáneas, disfruta comentando después con sus embelesados rivales el desarrollo de los envites. Intenta explicar movimientos que se antojan truenos. Golpes de talento rápidos como el rayo.

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