Este artículo se publicó hace 16 años.
El TSJM condena a pagar 60.000€ a un bebé contagiado de hepatitis C hace 18 años
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha condenado al Instituto Madrileño de Salud a pagar 60.000 euros a los padres de un niño que sufrió un contagio por hepatitis C (VHC) en 1990 por no aplicar los marcadores que detectan el virus, según informa la asociación El Defensor del Paciente.
La asociación considera "indignante" que la sentencia llegue con 18 años de retraso, no sólo por el "peregrinar" que ha supuesto para los padres conseguir el reconocimiento del error médico, sino porque encuentran la indemnización "paupérrima".
El contagio, según la sentencia, se produjo el 4 de abril de 1990 cuando el niño, que tenía 16 meses, ingresó en el servicio de urgencias de un hospital madrileño aquejado de un shock séptico.
En la UCI presentaba un cuadro clínico compatible con sepsis fulminante y múltiples complicaciones que fueron tratadas adecuadamente, pero paralelamente se desarrolló una coagulación intravascular que fue tratada inicialmente con plasma fresco congelado y posteriormente con varias transfusiones y antibiótico.
A consecuencia del tratamiento, el menor resultó infectado por el virus de la hepatitis C.
La sentencia, tal y como mantenían los padres del menor, considera que "la ciencia médica conocía la existencia del virus provocador de la hepatitis C, por lo que no constituía un suceso imprevisible, por lo que aplicando los análisis previos con los marcadores detectores del virus VHC se hubiera podido evitar".
El tribunal madrileño llega a esta conclusión tras denegar el argumento de la Administración de que no era obligatorio realizar las pruebas para detectar la presencia del virus en la sangre de las transfusiones hasta una fecha posterior a la realizada al hijo de los demandantes, concretamente a partir de la Orden Ministerial de 3 de octubre de 1990.
El Defensor del Paciente manifiesta su "indignación" por la sentencia, conocida hoy, y por los 18 años transcurridos desde que los padres impusieron la denuncia, para conseguir una "paupérrima" indemnización por un daño que se le produjo a un bebé de 16 meses -que en este momento tiene 18 años- "al que 'regalaron' una enfermedad que arrastrará toda su vida".
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