Este artículo se publicó hace 15 años.
Los tsunamis convierten el paraíso del Pacífico en un infierno
Los equipos de rescate extraían el jueves cuerpos del lodo, los escombros y de las aguas azules de Samoa, en momentos en que la cifra de muertos por una serie de tsunamis del miércoles continúa en aumento.
"Hemos visto camionetas llevando los muertos (...) de vuelta a la ciudad", dijo el turista neozelandés Fotu Becerra. "Nos impactó cuando vimos al primero, pero después de tres horas nos pareció normal", agregó.
Cuatro poderosos tsunamis generados por un fuerte terremoto submarino azotaron el martes Samoa y la vecina Samoa Americana, destruyendo en minutos lo que era un paraíso de palmeras, centros turísticos y playas prístinas del Pacífico Sur.
"Después de producirse el terremoto, a los cinco minutos todo lo que podías escuchar eran gritos", declaró un turista australiano a medios locales.
Las olas que alcanzaron al menos 6 metros de alto destrozaron edificios y arrastraron personas hacia el mar, algunas de las cuales aún se encontraban durmiendo en sus camas, dijeron supervivientes.
La cifra de muertos actualmente supera las 100 personas, pero responsables dijeron que va en aumento, con cientos de desaparecidos y unas 20 localidades destruidas en Samoa y decenas arrasadas en Samoa Americana.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró un desastre de envergadura en Samoa Americana y ordenó el envío de ayuda federal para favorecer las tareas de rescate.
"Más cuerpos han sido encontrados entre los escombros y los que fueron desenterrados serán llevados al hospital, por lo que esperamos que aumente la cifra de fallecidos", dijo el doctor David Bouslough en el principal hospital en Pago Pago, capital de Samoa Americana.
El residente de Pago Pago Joey Cummings dijo que los edificios no fueron sólo destruidos sino que habían desaparecido, eliminados completamente por las olas.
"El área de la bahía donde se encontraba la cadena de radio parece como si hubiera estallado una bomba", declaró Cummings a la televisión estadounidense.
"Si tenías un edificio y no estaba hecho de cemento, ladrillos, ya no existe más. No digo que haya edificios dañados, esos edificios simplemente ya no están", agregó.
El fotógrafo de Reuters Hugh Gentry dijo que Pago Pago parecía como "una zona de guerra". "La (escena) más trágica fue el hallazgo de una pequeña niña flotando en la bahía", expresó el profesional.
Las olas golpearon temprano en la mañana, casi sin advertencia, dejando pocas opciones a los habitantes para huir de las aguas de mar que se adentraron 200 metros hacia tierra firme.
"Algunos, no tuvieron lugar hacia donde huir, especialmente los niños y ancianos, que perdieron la vida", dijo a la radio australiana Tua Taleu, quién logró escapar hacia terrenos elevados después de que las olas arrasaron con su poblado.
El primer ministro de Samoa, Tuilaepa Sailele Malielegaoi, dijo que fue afortunado que el tsunami haya ocurrido durante el día. "Si hubiera llegado en la oscuridad y la marea estuviera alta, el número de personas que murieron sería mucho más alto", declaró a Reuters.
El seísmo samoano de magnitud 8 fue tan poderoso que también creó pequeños tsunamis que alcanzaron Hawái, la costa oeste de California y Japón en cuestión de horas.
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