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La turbulenta prehistoria de Pulp

El grupo, que tardó 16 años y cuatro discos en triunfar, reedita sus primeros álbumes

 

JESÚS MIGUEL MARCOS

El britpop fue mucho más que la guerra a cuchillo, sacando muy buena tajada, entre Blur y Oasis. Significó, entre otras cosas, el relevo definitivo de las viejas glorias de la canción británica y la toma de las listas de ventas de una nueva generación de bandas que no inventaban, pero sí mejoraban. El britpop, con su clímax entre 1994 y 1996, también fue mucho menos: bloqueó la expansión hacia las masas de géneros más rupturistas (acid house, shoegaze) y provocó la aparición de mil y una bandas de dudoso repertorio que aprovecharon el rebufo de la joint venture de Damon Albarn y los hermanos Gallagher.

Uno de los capítulos más curiosos (y exitosos) del momento lo protagonizó Pulp, el grupo de Sheffield que elevó la categoría del britpop con exquisitez musical, una personalidad estudiada e inteligencia lírica. Su líder, Jarvis Cocker, se convirtió en un fenómeno televisivo en aquellos álgidos años, y tanto público como crítica se pusieron a sus pies tras publicar dos discos geniales: His n' hers (1994) y Different Class (1995). La paradoja es que Cocker no era un recién llegado: había formado Pulp en 1978 y publicado varios discos desde 1983 sin que nadie, o casi nadie, le hubiera hecho mucho caso.

El fracaso comercial de It' en el año 1983 provocó la disolución de la formación

La próxima semana se reeditan los discos de la banda que precedieron a su estallido en la campiña britpop a mediados de los noventa. Se trata de It, publicado originalmente en 1983, Freaks (1987) y Separations (1992). Las reediciones no aparecen, claro, de forma gratuita: coinciden con su gira de reunión, iniciada el pasado mes de mayo en el Primavera Sound de Barcelona con un multitudinario concierto, después de casi una década sin subirse a un escenario.

Este tipo de lanzamientos suele venderse con la coartada de la remasterización: discos clásicos que vuelven a las bobinas para ser remozados con tecnología punta, pasto principalmente de fanáticos y coleccionistas. Pulp ni siquiera ha recurrido a esta estrategia (el sonido será exactamente el mismo), ya que el olvido en el que quedaron los discos ya los hace poderosamente atractivos. En este caso, el objetivo no parece únicamente sacarle los cuartos a los fans, que ya conocen estos álbumes, sino de aproximarlos a aquellos seguidores que no escarbaron más allá de sus últimos discos.

El director de su primera casa de discos quería convertirlos en los nuevos Wham!

Sin alcanzar la altura de sus obras maestras, los primeros discos de Pulp son perfectamente disfrutables. De It, publicado en abril de 1983, tan sólo se fabricaron 2.000 vinilos. Heredero de Roxy Music y Talking Heads y en la senda de The Go Betweens, presenta un estilo pop-folk arty, con predominio casi absoluto de guitarras acústicas, melodías coloridas e imaginativos arreglos lo-fi. En ningún caso se ha quedado viejo y contiene bastantes canciones contagiosas, como My Lighthouse, Wishful Thinking o el medio tiempo Joking Aside. Aunque a la voz de Cocker le falta consistencia y su timbre carece de la picardía y mordiente que alcanzó posteriormente, el cantante ya descubre su potencial como carismático crooner pop.

Aquellos primeros años del grupo fueron especialmente turbulentos. El fracaso comercial de It provocó la disolución de la formación. Además, la complicidad con su sello era frágil: el director de su casa de discos les veía como los nuevos Wham!, imagen contra la que se rebelaría Cocker en Freaks, un álbum oscuro, alucinado y opresivo lanzado cuatro años después, influenciado por el rock siniestro y el post-punk (hay pasajes muy próximos a Joy Division), pero sin perder el espíritu teatral que recorre la discografía del grupo.

Cocker volvió a refundar el grupo dos años más tarde, cuando se mudó a Londres para estudiar cine. En 1989 grabó Separations, su tercer álbum, que mezclaba las influencias de cantantes como Scott Walker o Leonard Cohen con el acid house de la época, un género que fascinó a Cocker y otros miembros del grupo con el cambio de década. Separations tardó tres años en publicarse por diferencias con su casa de discos, pero la revista New Musical Express, biblia del pop en Reino Unido, eligió uno de sus temas como canción de la semana, lo que incre-mentó su popularidad.

En estos tres discos estaba el germen que se solidificó a partir de 1994 con tres discos (el cuarto, We Love Life, ya flaqueaba) inscritos en las páginas de oro de la historia del pop.

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