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Tutankamón murió de malaria, según un estudio

Reuters

Tutankamón, el faraón adolescente que deslumbró al mundo moderno con los tesoros de su tumba, cojeaba sobre huesos blandos y un pie zambo, y probablemente murió de malaria, según anunció el martes un equipo de investigadores.

Se ha especulado con el destino del joven monarca, que murió en torno al año 1324 antes de Cristo, probablemente a los 19 años, desde que su tumba se descubrió intacta en 1922 en el Valle de los Reyes egipcio.

Las pruebas realizadas sobre 16 momias reales determinaron que cuatro de ellas, incluyendo al faraón niño, habían contraído una grave forma de malaria que probablemente acortó el reinado de Tutankamón, descartando que falleciera por otras enfermedades o asesinado.

Un equipo internacional de científicos con personal egipcio y alemán, incluyendo a Zahi Hawass, del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, recopiló los resultados de pruebas genéticas y radiológicas realizadas en las momias entre 2007 y 2009. Los resultados aclaran detalles sobre los 155 años que duró la 18ª dinastía, a la que pertenecía Tutankamón, que heredó el trono a los 11 años.

Los expertos creen que el rey estaba debilitado por una pierna rota, posiblemente por una caída, y creen que eso, junto con la malaria, provocó su muerte.

Tenía el paladar partido, su pie izquierdo estaba algo retorcido (lo que se conoce como pie equinovaro o zambo) y sufría de otros problemas óseos. Tanto él como algunos de sus parientes sufrían una forma de la enfermedad de Kohler, que puede hacer que los huesos del pie se rompan por falta de sangre, pero que no suponía un peligro de muerte.

"Tutankamón tenía varios problemas, y algunos de ellos podrían haber alcanzado la fase acumulativa de un síndrome inflamatorio, inmuno supresor -y por lo tanto debilitante-. Se le podría haber visto como a un rey joven pero frágil, que necesitaba bastones para caminar", indicó Hawass en la revista Journal of the American Medical Association.

Además de los artefactos de oro de valor incalculable hallados en su tumba, estaba equipado para la otra vida con unos 130 bastones y báculos -algunos con signos de uso- y toda una farmacia.

Los científicos están además bastante seguros de haber identificado las momias de su padre, Akenatón, y su abuela, Tiye, de acuerdo a los grupos sanguíneos que comparten.

Sin embargo, restaron valor a la especulación con que el faraón y sus antepasados sufrieran graves deformidades, descartando el síndrome de Marfan y otra enfermedad que les podría haber producido un aumento del pecho.

"Es improbable que ni Tutankamón ni Akenatón mostraran un físico extraño o femenino. Es importante señalar que los reyes del Antiguo Egipto solían hacerse representar, a ellos y a sus familias, de forma idealizada", indicó Hawass.

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