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"La UE debería sentir vergüenza por su gestión de la crisis"

Daniel Cohen es un economista muy crítico con la tardanza de Europa en reaccionar

ANA REQUENA

Profesor en la Escuela de Economía de París y la Universidad de Harvard, Daniel Cohen ha asesorado a gobiernos y trabajado para organismos como el FMI y la OCDE. Ahora presenta La prosperidad del mal (Taurus), reflexión sobre la historia de la economía hasta hoy.

Esta entrevista se canceló hace meses porque el Gobierno griego le pidió ayuda, ¿qué les aconsejó?

Fue para analizar la situación. Todos esperábamos que la UE hiciera algo importante porque estaba claro que había que evitar una catástrofe: la caída de la zona del euro. Se hablaba también de la posibilidad del contagio de Grecia a España y de un colapso enorme. Lógicamente los acontecimientos posteriores han dado cierta tranquilidad porque la UE sí ha dado pasos para estabilizar el descontrol.

¿Cree que la UE ha tardado demasiado en actuar?

La UE no empezó gestionando bien la crisis griega. Tardó mucho en reaccionar. Si esta decisión se hubiese producido a principios de enero las cosas hubieran estado muchísimo más tranquilas. La comunidad internacional hubiera sabido ya que la UE apoyaba a Grecia. Además, el mercado sospechaba de la reacción de Alemania. Pensaron que a lo mejor no quería a Grecia en el euro o que querían volver al sistema anterior. La gente se ha dado cuenta de que esta vuelta atrás no es posible porque daría lugar a una crisis mayor. En tiempos de crisis, todos estamos en el mismo barco.

¿No fue esa tardanza el peor mensaje para los mercados?

Por supuesto, porque pensaron que había al menos una posibilidad de que la eurozona se colapsara, de que un Estado se saliera del euro. Al final, el apoyo se ha conseguido, aunque hay que tener en cuenta el tipo de interés que se le ha cobrado a Grecia: el 5%. Francia y Alemania han pagado el 1% para refinanciar su deuda. No sé si esto es una ayuda.

¿Podrá Grecia pagar el 5%?

Depende. Grecia está decidida a pagarlo. Ha puesto en marcha unas medidas de ajuste muy duras. Hay que resolver los problemas del déficit público, no puede seguir creciendo. Me preocupa que las decisiones que estamos tomando están muy influenciadas por la presión del mercado. No nos estamos dando tiempo y, por tanto, tenemos el riesgo de que Europa no pueda poner en marcha las medidas necesarias de ajuste para recuperarse o que si las lleva a cabo demasiado pronto, la recuperación se acabe.

¿Vivimos en una especie de mercadocracia?

Hasta el viernes en que la UE tomó medidas (el 7 de mayo), sí, había una sensación de que los mercados y las agencias de calificación decidirían el destino de los países. Ese fin de semana, la UE hizo frente al mercado. Mi expectativa era que estas medidas permitieran a los gobiernos dar una lección a los mercados. De alguna forma es lo que hemos conseguido. Pero en el caso de países como España, no sólo tenían la presión de los mercados, también la de los países de la UE, especialmente Alemania, que querían que se tomaran medidas. La solidaridad que se esperaba por parte de Europa ha sido también parte del problema. Cuando más ha atacado el mercado a países como España o Grecia ha sido cuando se ha puesto en duda la solidaridad de la UE. Lo que se consiguió fue dar nuevos pasos para que la UE sea más dueña de su destino.

¿Le parece acertado el ajuste del Gobierno español?

Las medidas del Gobierno español son correctas y necesarias porque ahora tiene que jugar seguro. Nadie se puede permitir que las cosas se descontrolen. Lo que no haría es culpar de la situación sólo al Gobierno español. La culpa viene más de cómo ha gestionado la UE la situación. Ha dejado que la situación se deteriore. Estoy muy enfadado con el hecho de que durante seis meses se hayan dejado las cosas a la deriva. La vergüenza la tiene que sentir la UE por cómo ha gestionado la crisis, no los gobiernos.

La gente tiene la sensación de que está pagando por errores ajenos. ¿Se pueden compensar estas medidas?

En Francia, Sarkozy dijo que todo el mundo pagaría por esta crisis, incluso los ricos. Todo el mundo se rió por aquello de 'incluso los ricos'. ¡Empieza por los ricos! Las medidas sólo pueden ser sostenibles si son percibidas como justas. Es verdad que en países como España o Grecia, el sector público y los funcionarios están los primeros de la fila, porque es más fácil actuar sobre ellos.

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