Este artículo se publicó hace 15 años.
La UE deja claro que apoyará a la industria ante la crisis, también al automóvil
Los Veintisiete recalcaron ayer su voluntad de apoyar a la industria europea a superar la crisis y, con la discusión sobre los problemas de Opel de telón de fondo, dejaron claro que el sector del automóvil es una de sus prioridades.
Los ministros responsables de Industria de la UE analizaron ayer las medidas puestas en marcha hasta ahora e insistieron en que cualquier iniciativa de asistencia al sector industrial debe respetar la legislación comunitaria sobre ayudas de Estado.
A iniciativa de la presidencia checa de la UE, los Veintisiete hicieron patente su preocupación por el riesgo de que determinados cambios legislativos en el actual contexto de recesión lleven a las empresas a trasladar su producción a otras zonas.
Aunque no lo hicieron constar por escrito, esta advertencia hace alusión, entre otras cuestiones, a las exigencias de reducción de emisiones en el marco de la lucha contra el cambio climático y el consecuente peligro de "deslocalización" hacia regiones que impongan menos cargas -también sociales o burocráticas-.
Aunque no estaba previsto en la agenda, la grave situación que atraviesa Opel, la división europea del fabricante automovilístico estadounidense General Motors (GM), también fue tratada por los ministros.
Mientras las autoridades alemanas siguen negociando contrarreloj con GM para garantizar la viabilidad de Opel, la Comisión Europea anunció la convocatoria mañana de un encuentro de ministros de los Veintisiete -titulares de Economía o Industria- para analizar la cuestión.
La decisión de Bruselas llega después de que varios Gobiernos afectados por los problemas del constructor reclamaran participar en los debates, temerosos de que Berlín dé prioridad a sus factorías en detrimento de otros países.
Opel tiene cuatro plantas de ensamblaje de vehículos en Alemania, dos en Reino Unido, una en España (en la localidad zaragozana de Figueruelas), otra en Bélgica y otra en Polonia.
Además, controla la marca sueca Saab -que ya se ha declarado en quiebra- y hay numerosos proveedores que fabrican componentes para Opel en otros estados miembros, entre ellos Francia.
Desde el ejecutivo comunitario, el titular de Industria, el alemán Günter Verheugen, recordó el acuerdo al que llegaron los países en marzo pasado de que no adoptarían ninguna decisión sobre Opel sin coordinarse antes e informar al resto de socios.
El comisario también insistió en que la única manera de salvar a Opel -en la que hay varios inversores interesados- es acordar "una solución europea".
Subrayó que la supervivencia de la marca, y de los empleos, sólo será posible con ayudas públicas, algo que deberán decidir los Estados miembros, mientras que a la Comisión le corresponderá verificar que esas subvenciones respeten la normativa comunitaria.
Según Verheugen, Bruselas comprobará, por un lado, que los países no incurren en "nacionalismo económico" y, por otro, que la solución escogida es económicamente viable.
Por otra parte, los ministros retomaron ayer la discusión para la implantación en la UE de una patente única, una cuestión que lleva años encallada por las grandes diferencias entre los países, entre otras cuestiones por el número de lenguas al que deberían ser traducidas las patentes.
En el encuentro de ayer, la única decisión fue pedir al Tribunal de Justicia de la UE un dictamen sobre si la puesta en marcha de una nueva jurisdicción internacional para resolución de patentes es compatible con la legislación comunitaria.
Los países aún deben acordar la formulación precisa de la pregunta al Tribunal, y también tienen una negociación por delante sobre la citada jurisdicción.
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