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La UE lanza un mensaje de dureza a la banca

EFE

Los líderes de la Unión Europea reunidos en Bruselas enviaron hoy un mensaje de dureza al sector financiero al pedir el establecimiento de una nueva relación entre la sociedad y la banca, que evite que la primera pague los excesos de la segunda en tiempos de crisis.

"La gente nos está diciendo: necesitamos una mejor relación entre los bancos y la sociedad. Las instituciones financieras son ahora globales, pero carecemos de un sistema de regulación internacional que promueva la responsabilidad social", aseguró el primer ministro británico, Gordon Brown.

En las conclusiones del encuentro, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete destacaron la necesidad de "que los tiempos de bonanza de la banca generen beneficios públicos a la sociedad y de que ésta permanezca protegida frente a sus riesgos".

Concretamente, el documento se refiere a cuestiones como el incremento de los requisitos para las inversiones de alto riesgo, la promoción de políticas de retribución "sanas" para los banqueros y la exploración de instrumentos como la "tasa Tobin" (un gravamen para gravar las transferencias internacionales).

De este modo, la UE se alineó con los líderes de Reino Unido, Gordon Brown, y Francia, Nicolas Sarkozy, que en un artículo conjunto publicado ayer en The Wall Street Journal se pronunciaron en contra de los excesos del sector financiero y favorables a aplicar un impuesto de hasta el 50% a las primas de los banqueros.

Las declaraciones efectuadas por los líderes desplazados a Bruselas dejan claro que hay unanimidad sobre una idea: Es hora de que la banca devuelva a la sociedad el beneficio obtenido de las ayudas públicas inyectadas para superar la crisis.

"Tiene sentido que el sector que creó semejantes problemas a nuestras economías, que hizo que los contribuyentes sufran las consecuencias, haga ahora una contribución a la economía", afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso.

"Es estructuralmente anormal, reprobable e inaceptable que las primas a los banqueros regresen con el mismo vigor que antes del estallido de la crisis", dijo por su parte el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.

En la misma línea, la canciller alemana, Ángela Merkel, aseveró que se está produciendo una vuelta a las prácticas de riesgo que desembocaron en la crisis financiera de otoño de 2008, lo que "no es aceptable".

Ninguno de los presentes ocultó, sin embargo, la necesidad de que este tipo de políticas sean aplicadas en todo el mundo, para evitar desincentivar la inversión y la huida de capitales de la Unión Europea.

"No puede ser justo que algunos países hagan importantes esfuerzos y otros no. El G-20 quedó en lograr un acuerdo sobre supervisión y regulación financiera global y esto necesita un mínimo grado de acuerdo", argumentó Durão Barroso.

Juncker también insistió sobre esto al avisar: "Si vamos a gravar los movimientos de capital, es evidente que Suiza tendrá que hacer lo mismo".

Ambos se referían a la posibilidad de introducir un impuesto sobre las transferencias internacionales, una propuesta debatida en varias ocasiones en el pasado y que la Unión Europea pretende resucitar ahora, al proponer al Fondo Monetario Internacional que la ponga en marcha.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostró favorable a este tipo de iniciativas y explicó que la reforma fiscal prevista en la Ley de Economía Sostenible ya incluye "un tratamiento más justo" sobre las primas de la banca.

En concreto, el anteproyecto de ley incluye la obligación para las empresas cotizadas de poner a disposición de sus accionistas toda la información sobre las remuneraciones de directivos y ejecutivos.

Además, prevé penalizar fiscalmente las retribuciones variables por un importe superior a los 600.000 euros.

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