Este artículo se publicó hace 15 años.
La ultraderecha italiana quiere incluir una cruz en su bandera
La propuesta de la separatista Liga Norte, tras el 'no' suizo a los minaretes, es rechazada por la posfascista Alianza Nacional
La Liga Norte, el partido xenófobo italiano que sugería acabar a cañonazos con la inmigración clandestina, le ha dado una enésima vuelta de tuerca a su ideario ultra y populista. Frente a la invasión islámica, plantemos una cruz en la bandera tricolor.
Lo dijo Roberto Castelli, viceministro de Transportes, a raíz del resultado de la consulta popular sobre la construcción de minaretes en Suiza, que tuvo un no como resultado.
"Una vez más recibimos una lección de civismo de los suizos", afirmó el pasado domingo el que fuera ministro de Justicia.
Castelli ha considerado que resulta necesario un gesto duro para "batir la ideología masónica y filoislámica". A saber: "La Liga Norte debe pedir, en el próximo proyecto de ley de reforma constitucional, la inclusión de la cruz en la bandera italiana". Le secundaron otro ministro de la Liga Norte, Roberto Calderoli ("Una cosa es garantizar la libertad de culto y otra, poner un muro de contención a los aspectos políticos y propagandísticos ligados al Islam") y su colega y eurodiputado Mario Borghezio ("La selva de los minaretes es más un símbolo de la amenaza terrorista más un lugar de rezo. Suiza blanca y cristiana forever").
Una iniciativa con "sabor demagógico"Después de una machada de los independentistas padanos, procede habitualmente una rectificación a tiempo del centroderecha, que pese a los desencuentros puntuales se vale del partido de Umberto Bossi, ministro de Reformas para el Federalismo, para seguir en la picota gubernamental. En este caso, fue el titular de la cartera de Defensa, Ignazio La Russa, el encargado de pararle los pies a la Liga Norte con una negativa rotunda. Sólo puede plantear un cambio en la tricolor, aseguró, "quien no la ama".
Efectivamente, Bossi y Castelli la repudian. Pero tanto ellos (separatistas) como Gianfranco Fini y La Russa (centralistas, procedentes de la posfascista Alianza Nacional y ahora integrados en el Pueblo de la Libertad, el nuevo partido liderado por Silvio Berlusconi) se necesitan para ocupar espacios de poder y evitar que la descohesionada izquierda llegue al Gobierno.
"Los minaretes son un símbolo de la amenaza terrorista. Suiza blanca y cristiana forever"
Pero la bandera, para los segundos, es sagrada. Y, en cuanto al crucifijo, "basta con que siga formando parte de nuestra cultura y tradición cristiana". Las palabras de Ignazio La Russa encontraron eco en su compañero de filas, Gianni Alemanno: "Estas propuestas tienen un sabor demagógico. Hay que ser serios". Lo dice, por cierto, el antaño "picchiatore fascista" (o sea, un "matón ultraderechista") reciclado en paralelo a su ex partido y, hoy, flamante alcalde de Roma.
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