'En un año y medio calculo que podríamos tener el registro de la primera generación de vacunas contra la malaria'. Es lo que aseguró ayer en Barcelona, y con todos los condicionales pertinentes, el investigador Pedro Alonso, durante la presentación de las Jornadas sobre investigación y retos en salud global que se celebran entre hoy y mañana en la ciudad condal. Las conferencias están organizadas por el Biocat y el Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), que dirige el propio Alonso.

De momento, Alonso y su equipo ya han demostrado la eficacia de su vacuna durante 45 meses, según el estudio llevado a cabo entre 2.022 niños de entre 1 y 4 años en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça, en Mozambique. La investigación ha sido publicada en el Journal of Infectious Diseases coincidiendo con el lanzamiento de la fase III del ensayo clínico. 'Este estudio representa, hasta donde sabemos, el primer seguimiento a largo plazo de un ensayo de vacuna infantil contra la malaria en África', comentó Alonso, líder del equipo de investigación.

La fase III, que es la que conducirá al registro del producto, ya se ha puesto en marcha e incorpora a 16.000 niños de 11 centros de siete países africanos (Mozambique, Tanzania, Burkina Faso, Gabón, Ghana, Kenia y Malawi). 'Es el mayor ensayo realizado jamás, una operación logística complicada, y podemos decir que va viento en popa, tanto que en 2011 podríamos tener el registro del dossier', recalcó el investigador.

En todo caso, Alonso fue cauto, 'Si cualquier vacuna ya exige un proceso largo, en el caso que nos ocupa, lo es más todavía. Es extraordinariamente complejo. No hay que olvidar que seguimos sin contar con una vacuna, no ya contra la malaria, sino contra un parásito', reconoció Alonso. Tres problemas principales dificultan el desarrollo empírico de la vacuna: el complejo ciclo biológico del parásito que provoca la enfermedad; el proceso de adquisición de inmunidad, 'que aún no se entiende bien'; y el hecho de que no hay buenos modelos animales.

La efectividad detectada hasta ahora en la vacuna contra la malaria es muy alta: un 35% en los episodios leves y en un 50% en los graves.

El siguiente reto será el de la administración de la vacuna: ¿a quién, dónde, en qué circunstancias?

Alonso criticó a los movimientos antivacunas: “Nadie creíble puede descalificarlas como principal medio de lucha de la salud pública”.