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Vargas Llosa forjó su lucha por la libertad en su paso por un colegio militar

EFE

El espíritu de lucha contra el autoritarismo y de defensa de la democracia que enarbola Mario Vargas Llosa se forjó en el Colegio Militar Leoncio Prado, de Lima, en el que ingresó cuando era un adolescente y cuyas vivencias nutrieron su primera novela "La ciudad y los perros".

Esta es una de las deducciones a las que ha llegado el peruano Sergio Vilela, quien ha ahondado en esa etapa del Premio Nobel, una de las menos conocidas del escritor y que ha quedado reflejada en "El Cadete Vargas Llosa", que hoy se presenta en Madrid.

El Centro de Arte Moderno de la capital española servirá de escenario a Vilela para dar a conocer un texto, a caballo entre la crónica y el reportaje, que publicó en 2003 en Perú, pero que ahora ha actualizado y que cobra de nuevo interés con la concesión del Nobel al autor de "La casa verde".

Sergio Vilela sostiene en una entrevista con EFE que el hecho de que Vargas Llosa, a los 14 años, viviese en "carne propia" lo que significa estar bajo un régimen militar con "unas reglas muy duras", además de despertar su espíritu de "la lucha por la libertad y contra el autoritarismo", le convirtió en una persona con gran "disciplina" y le aportó una nueva visión "crítica" de Perú.

Pero quizás la conclusión más significativa a la que ha llegado Sergio Vilela a raíz de sus indagaciones es que fue en aquella época de formación, en el Colegio Militar Leoncio Prado, cuando Mario Vargas Llosa se fraguó como escritor.

"Cuando te quedas castigado por no haber cumplido una serie de cometidos tienes mucho tiempo para leer", afirma Vilela, al recordar como el joven escritor se refugió en la lectura y en la escritura para evadirse de la dureza de las reglas militares del Leoncio Prado.

Pese a que la leyenda que ha trascendido apunta que Vargas Llosa llegó a la institución militar obligado por su padre, al que prácticamente acababa de conocer, el autor de "El cadete Vargas Llosa" señala que esta teoría no es del todo cierta.

Precisa que el autor de "La fiesta del chivo", en las largas conversaciones mantenidas, le ha reconocido que no fue a dicho centro por imposición, sino que su padre le había propuesto ir al Leoncio Prado y que él lo había aceptado "porque se había dado cuenta de que era una manera de independizarse" y el colegio le iba a permitir estar lejos de su progenitor.

Para reconstruir la historia oculta y secreta del cadete más famoso del Colegio Militar Leoncio Prado, Sergio Vilela, que además de periodista es editor en su país natal, viajó, buceó en archivos y localizó a todos los compañeros que convivieron con el Vargas Llosa estudiante, quienes, relata, en una especie de juego fueron reconociéndose en distintos personajes de "La ciudad y los perros" como "El Jaguar" o "El Esclavo".

Y este diseccionador, cuya intención inicial era desvelar lo que era "ficción y realidad" en la primera novela de Vargas Llosa, concluye hoy que, una vez más, "la realidad supera a la ficción" en el caso de la "La ciudad y los perros".

Una obra, hoy traducida a más de 30 idiomas y cuya publicación, recuerda este experto, causó "un gran revuelo" en un país bajo un gobierno militar por su mirada "crítica".

Sergio Vilela quiere dejar claro que "El cadete Vargas Llosa", que ahora publica en España la editorial Alcalá, no es un libro para "iniciados" ni para "vargallosianos", sino para lectores que quieren conocer la vida del escritor.

"Yo he tratado de delinear el personaje en sus inicios. La experiencia del colegio militar marca muchísimo lo que va a suceder en su futuro", asegura este experto, quien viajó a Estocolmo el pasado diciembre para acompañar a Vargas Llosa en los actos de recepción del Premio Nobel.

Un galardón que, apunta, solo le va influir en que su agenda va a ser mas complicada, porque, subraya, él es "inmune a que estos premios le hagan sentirse una celebridad. Yo lo veo más activo que nunca y con muchos planes de seguir publicando".

Vilela asegura que con la reedición de esta obra, que también incluye un álbum fotográfico, "cierra un ciclo" que comenzó como una andadura estudiantil cuando cursaba el ciclo final de periodismo y eligió a Vargas Llosa como un "personaje vivo peruano" para trazar un perfil.

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