Este artículo se publicó hace 16 años.
El Vaticano ve escandalosas las acusaciones contra Pío XII
Las acusaciones por parte de los judíos de que el Papa Pío XII, que ejerció su pontificado durante la era nazi, hizo la vista gorda durante el Holocausto son "escandalosas" y nadie debe decirle al Vaticano si debería o no proclamarlo santo, expresó el jueves uno de los ayudantes de Benedicto XVI.
Algunos judíos han acusado a Pío XII, que dirigió la Iglesia entre 1939 y 1958, de permanecer indiferente ante el Holocausto. El Vaticano afirmó que el ex pontífice trabajó en silencio y fuera de la escena pública para intentar salvar a muchos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
"Las historias de que Pío XII fue indiferente al destino de las víctimas de los nazis, polacos y sobretodo judíos y las acusaciones de que fue "el Papa de Hitler" son ante todo escandalosas", dijo el secretario de estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
Bertone, que es conocido como el "sub Papa" debido a su alto rango, sólo un escalafón por detrás de Benedicto XVI, dijo que estos cargos "no podían tener una base histórica".
Las diferencias entre lo que Pío XII hizo o no durante la guerra han perseguido las relaciones entre católicos y judíos durante décadas y el conflicto ha emergido con la controversia sobre si el ex pontífice debería ser santificado.
El Vaticano ha mostrado recientes signos de irascibilidad a medida que algunos católicos presionan al Papa para acelerar el proceso y algunos judíos expresan la conveniencia de detener el proceso hasta que se habrán los archivos de la Iglesia de la época, dentro de siete años.
La semana pasado un líder judío urgió al Papa a que detuviera el proceso de santificación y Benedicto XVI dijo que "estaba considerando seriamente" esa posibilidad.
Para Bertone el asunto es "un tema religioso que debe ser respetado por todos (y) de exclusiva jurisdicción de la Santa Sede"
En su discurso en la Universidad Gregoriana de Roma, Bertone efectuó una larga defensa de Pío XII, diciendo que entre 1939 y 1949 el pontífice apoyó secretamente un plan para derrotar a Hitler.
Bertone defendió que el ex jefe de la Santa Sede no denunciara públicamente a los nazis después de que éstos masacraran a 335 hombres y niños como represalia contra los ataques de la resistencia que acabaron con la vida de 33 soldados alemanes.
El secretario apuntó que el Papa había salvado ciento de vidas al esconder a judíos en conventos o al proporcionarles documentos para su huida.
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