Este artículo se publicó hace 14 años.
Una veintena de presos evocan la obra de Miguel Hernández en la cárcel Murcia
El centro penitenciario de Murcia se ha unido esta semana a los múltiples homenajes que este año se organizan en torno a la obra de Miguel Hernández, y para ello una veintena de presos se ha subido a un escenario para realizar un particular recorrido por la biografía del poeta oriolano.
Salpicada por poemas como "Me llamo barro", "Vientos del pueblo", "Elegía" o "Nanas de la cebolla", este grupo de internos ha repasado la vida de Hernández, desde sus años de pastor en la cercana localidad levantina de Orihuela hasta su enfermedad de tuberculosis y su muerte en la cárcel, recordando también sus influencias literarias, el amor que profesaba a su familia y la fuerza con la que luchó por la libertad.
Frente a la imagen proyectada de Miguel Hernández, la voz de Diego Herrera, uno de los internos más implicados en la escuela taller, ha guiado este recorrido por la vida y obra del escritor en el que los presos han desafiado la vergüenza, el pánico escénico y, en algunos casos, las barreras del lenguaje para homenajear al poeta en el centenario de su nacimiento.
Un recital para el que se han escogido obras como "El rayo que no cesa" o "Perito en lunas", que los internos han estudiado durante meses y con las que, además de descubrir al autor, han conocido la España rural de principios de siglo, la dureza de la guerra civil española y la miseria de los años posteriores.
Un centenar de presos y personal de la cárcel ha presenciado este recital, en el que también ha participado el veterano actor Ramón Centenero, nacido en Archena pero muy vinculado a Orihuela y a la familia del poeta.
Este octogenario actor y antiguo profesor de arte dramático se ha identificado con la pobreza de la infancia del poeta y ha relatado las dificultades que se vivían a principios del siglo XX en el entorno rural.
El jefe de servicios de la prisión de Murcia y organizador de esta actividad, Antonio Jávega, se mostraba emocionado por la dedicación con la que los internos han participado en todos los actos, y ha vinculado este entusiasmo a la figura de Miguel Hernández, pues, para él, el poeta "fue una persona que estuvo presa y que luchó por la libertad. Y eso, dentro de la cárcel, va más allá de lo simbólico, es un significado de vida, de esperanza".
En cuanto al trabajo del grupo de lectura, Jávega ha manifestado: "No veo cómo recitan los poemas los internos, veo los paseos que han tenido que dar en la celda, cuando llega la noche, para memorizarlos, y eso es lo grande".
La pasión por la literatura que los profesores han inculcado a estos alumnos ha trascendido del homenaje al poeta y ha dado lugar a "Canciones de amores y demonios en la cárcel de Sangonera", un poemario escrito por el interno Diego Herrera en el centro penitenciario, ubicado en esta pedanía murciana.
Según relata el propio autor, al "caer preso" hace cuatro meses sintió la necesidad de escribir para "aliviar la pena".
Esta inquietud se vio alentada por el trabajo de los profesores de la escuela, que le descubrieron a autores como Miguel Hernández y Federico García Lorca, y le dieron las pautas para plasmar estos sentimientos y convertirlos en los poemas que conforman el libro.
Por Sandra Ballester
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