Este artículo se publicó hace 15 años.
El veneno contra los topillos extendió una infección humana
Un estudio censura la actuación de la Junta de Castilla y León contra la plaga de 2007
La actuación negligente de la Junta de Castilla y León durante la plaga de topillos de 2007 pudo desencadenar una epidemia de tularemia en humanos, según ha descubierto un equipo de científicos españoles. Aquel verano, el Gobierno autonómico decidió cubrir el campo de venenos para eliminar los 700 millones de roedores que estaban arrasando los cultivos en Valladolid, Palencia y Zamora. Pero la medida no funcionó. El emponzoñamiento masivo de miles de hectáreas sólo sirvió para dañar a otras especies, sobre todo aves, liebres y zorros. La desaparición de los topillos fue un fenómeno natural.
Ahora, un nuevo estudio señala que el abuso de venenos favoreció la diseminación de la tularemia, una enfermedad producida por una bacteria que afecta a roedores y conejos, pero también a humanos. La mayor presencia de cadáveres en el campo provocó la extensión de la enfermedad entre los animales, por canibalismo o inhalación. Y, al pasar las cosechadoras, la bacteria entró en contacto con los agricultores. Más de 500 personas padecieron tularemia una variante poco grave y tratable con antibióticos en la región a lo largo de 2007.
El investigador del CSIC Javier Viñuela, director del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, afirma que la única solución a este problema es "dejar de echar veneno en superficie". Según Viñuela, uno de los autores del estudio, publicado en Science of the Total Environment, la Junta sigue regalando veneno en el sur de Palencia "para tener contentos a los agricultores". La organización agraria Asaja denunció hace un par de semanas un "alarmante" repunte de topillos en Palencia.
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