Este artículo se publicó hace 11 años.
Un veterano con claroscuros
El histórico sindicalista asturiano Fernández Villa anuncia su retirada con su prestigio intacto
José Ángel Fernández Villa es un hombre de claroscuros: lleva treinta años hablando del "capital" en tercera persona, como si no fuera él quien ha manejado las milmillonarias inversiones de los Fondos Mineros; se refiere a sí mismo como un sindicalista (y así le ve todo el mundo), aunque es político profesional desde hace veinticinco; se opera en la exclusiva clínica Girón, aunque defiende como suyo el hospital público Álvarez-Buylla.
También es verdad que sin su poderosa oratoria miles de mineros de España no tendrían las ventajosas condiciones de jubilación de que disfrutan; que el PSOE no gobernaría en Asturias contra su voluntad; que el carbón no se trataría como un recurso estratégico en Europa sin su alianza con alemanes, checos y polacos...
En realidad, Villa es el dirigente público más veterano en activo (durante muchos años lo fueron Manuel Fraga y Santiago Carrillo, pero ambos han muerto) que perteneció a la Ejecutiva del PSOE de Filesa, con Fernández Marugán y Alfonso Guerra, pero estos han pagado un precio que el de Tuilla no tiene en su haber (en su debe más bien). Su militancia es tan antigua que ya se enfrentó con Carlos Solchaga cuando éste era ministro de Industria, en el primer gobierno de Felipe González.
Villa lleva tanto tiempo en esto que ha visto pasar a Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy por La Moncloa, desde su despacho de la langreana Plaza de La Salve. En ese tiempo ha podido hacer amigos y enemigos: entre los primeros destacan Guerra, Cascos, el empresario Blas Herrero y gente tan siniestra como Campelo, Pulgar o Natal (que le han acompañado un tiempo como todopoderosos segundos y han salido de su vida con discreción), y de los segundos destaca muy especialmente el exboxeador Gómez Fouz, que está empeñado en presentar a nuestro hombre como un exconfidente de la Policía franquista.
La verdad es que hace tiempo que Villa no es el mismo. En el inicio de su declive, puso al ingeniero Javier Fernández al frente del socialismo asturiano y éste (hijo político suyo) se comió al padre y empezó a volar solo. Esta situación coincidió en el tiempo con una serie de infortunios familiares que debilitaron la voluntad de hierro de este Lech Walesa asturiano. Por cierto, Villa se parece al polaco, pero también a mucha otra gente: Stalin, Chaplin... Tiene aspecto de ser un conocido de toda la vida.
Ahora se va pretextando unos problemas de salud que nunca fueron inconveniente para sus andanzas (las dos hernias 'ciscales' del sindicalista son muy conocidas en su tierra) y todo el mundo se ha dado cuenta de que el ataque de Mariano Rajoy contra las prejubilaciones mineras va en serio y que el de Tuilla sabe que no podrá pararlo. Así que mejor se retira con su prestigio intacto. Como anunció ayer.
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