Este artículo se publicó hace 16 años.
Víctor Gómez Pin dice que la Filosofía impide el paso a la estupidez y la barbarie
El filósofo Víctor Gómez Pin compara la filosofía con un semáforo que cierra el paso a la estupidez y frena las tendencias al abandono y la barbarie "que son propias del espíritu humano, no del animal", según ha declarado a EFE.
En una entrevista por la publicación de "Filosofía. Interrogaciones que a todos conciernen" (Espasa-Calpe), Gómez Pin consideró que el escándalo del austríaco Josep Fritz es la expresión de "ese lado terrible de la condición humana que no tienen las bestias", pues se debe al lenguaje y que corresponde a la filosofía frenar.
De ahí que proponga que la filosofía "sea cosa de todos, como lo es la sexualidad". "Si me alegro de que una sociedad tenga una buena vida sexual 'yo también quiero eso', pero celebro aún más la filosofía, y 'yo también quiero eso'", se explica.
Piensa que la filosofía debería ser "el verdadero oxígeno de nuestro espíritu". "La filosofía es una exigencia del ser lingüístico que nos confronta con nosotros mismos, nos dignifica y legitima -sostiene-, una dimensión humana indispensable que exige no hacer genuflexión, ni de la razón, ni de la libertad".
Gómez Pin recalca que fertilizar el pensamiento es no someterlo para que se active y se enfrente a los grandes interrogantes del espíritu, "que son la filosofía misma".
Por eso en este libro ha separado esos "interrogantes matrices" de "las alforjas" de conocimiento complejo (ingeniería, matemáticas, física...) requeridas para abordar preguntas sencillísimas que trascienden la necesidad de supervivencia.
Su libro plantea un catálogo de interrogantes "¿qué es el lenguaje?, ¿qué nos separa de los animales?, ¿qué es el espacio?, ¿que vincula el tiempo y la corrupción?, ¿que relación hay entre la palabra y la música?, ¿qué diferencia lo superficial de lo sustancial..?".
"La filosofía se nutre de la ciencia -explica- pero la ciencia encuentra en la filosofía su origen, un origen que es lo más digno y lúcido de los interrogantes científicos".
Gómez Pin nació en Barcelona, pero con 16 años se fue a París, militó en el PCF y se doctoró en la Sorbona con una tesis sobre el orden aristotélico. Actualmente es catedrático de Teoría del Conocimiento y Pensamiento Matemático en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Su convicción es que "no hay civilización humana que no se haya planteado el límite del mundo, como es imposible que un ser humano no haya sentido en algún momento ese tipo de inquietud". "Hay que recuperar los abismos abiertos por el lenguaje", proclama.
Como coordinador del Congreso Internacional de Ontología que patrocina la UNESCO, Gómez Pin conoció al Nobel de Física de 1955 Willis E.Lamb, que acaba de fallecer con 94 años, y tras ver en su necrológica que "seguía investigando el vacío", constata: "¡cuantos abismos siguen abiertos!".
"Aristóteles abrió unos cuantos, luego hubo respuestas fallidas", dice, y admite que la lucidez puede ser peligrosa. "Sócrates desmantelaba prejuicios y eso le costó la vida, pues la filosofía puede hacer peligrar el orden social".
Pero la democracia "pasa por la generalización al conjunto de los ciudadanos de esa disposición de espíritu que caracteriza a la filosofía", sentencia y "no hay democracia compatible con el embrutecimiento y la barbarie".
Gómez Pin considera su nuevo libro "muy político". "Todos los hombres aspiran por naturaleza a la lucidez y una sociedad que no fertiliza esa dimensión interrogativa practica la mutilación", llega a decir.
"A menos que todo esto no sea cierto -admite- y se diga, desde una concepción desazonadora, que la gente sólo quiere 'zapping y pantuflas', trabajar en lo que pueda y luego desahogarse en un estadio de fútbol que habrá de proteger la policía".
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