Este artículo se publicó hace 15 años.
Victoria en el infierno o adiós a las semifinales para España
España no ha perdido el sueño después de perder el primero de los partidos clave del Mundial de balonmano frente a Suecia, pero quedará insomne total si cae nuevamente mañana, miércoles, en el infierno de Split (20.30 horas) frente a la anfitriona Croacia.
Valero Rivera, el técnico más laureado de clubes de la historia del balonmano (seis Copas de Europa y doce Ligas), lograba conciliar el sueño la noche de una derrota del FC Barcelona sólo ayudado por una pastilla.
A las 2 de la madrugada, cinco horas y media después de que la selección perdiera claramente con Suecia, Rivera entró en la primera fase del sueño. Y no despertó hasta las 7 de la mañana de hoy. ¿La causa del feliz descanso? Sabe que España no ofreció su verdadero nivel y es consciente de que aún el equipo nacional depende de sí mismo.
Como le ocurre a menudo en una gran competición la selección de balonmano es capaz de patinar en el partido menos complejo (Suecia) y jugarse el todo por el todo frente al más complicado: la anfitriona Croacia, que estará empujada por 12.500 febriles patriotas y vociferantes seguidores, unido a la presunción de que su presencia en las semifinales es vital para los intereses de la IHF (Federación Internacional).
El despliegue de medios técnicos y económicos que el Estado croata ha desplegado para este Mundial no tiene precedentes en el país.
Con la excusa del Mundial, se han construido en Croacia dos pabellones enormes y muy funcionales, en Split (12.000 espectadores) y Zagreb (17.000). El equipo, formado por cualificados profesionales (muchos juegan en España), tiene calidad y en la capital, Zagreb, esperan al equipo cargado de puntos para no defraudar tanta expectativa. En la capital de Croacia nadie piensa en una derrota de su equipo nacional.
En medio de ese camino, construido con alfombras rojas, aparece mañana el equipo español, campeón del mundo en 2005, subcampeón de Europa un año después y bronce olímpico en Pekín, pero rejuvenecido con hasta ocho debutantes para un Mundial.
España, tras perder claramente con Suecia, necesita la victoria en Split. De lo contrario, las semifinales se esfumarán pues alcanzar la segunda fase sin puntos es poco menos que caminar huérfano y sin linterna por un callejón oscuro.
Lo peor de una derrota es que España, incluso, se verá obligada a ganar a la correosa Corea del Sur un día después (jueves) para al menos llegar hasta Zagreb.
Croacia parte con el cartel de anfitriona, que en un Mundial es poco menos que asegurarse un puesto en las semifinales (ha ocurrido siempre menos en Portugal 2003), con el añadido de las eternas presiones arbitrales. Esta última cuestión se ha enquistado tanto en el balonmano internacional que se ha convertido en un estigma insalvable para este deporte.
El equipo de Rivera está llamado, pues, a la heroica. El capitán David Barrufet, que regresó al equipo para echar una mano a Rivera en el vestuario, ya ha soltado su perorata a sus compañeros. "Juguemos a divertirnos y a disfrutar de este ambiente", proclamó de 'motu proprio' antes de la charla técnica de la mañana.
Barrufet, el "abuelo" del Mundial (es el más veterano de los 24 equipos en Croacia), sabe de lo que habla. Con el Barcelona y la selección lleva en sus carnes decenas de partidos jugados en los infiernos de las canchas croatas.
Enfrente de España un equipazo: Ivano Balic (ex del Portland) y hasta hace poco mejor jugador del mundo, los laterales Petar Metlicic (C.Real) y Blazenko Lackovic (Hamburgo), Igor Vori (ex del Barcelona), Mirko Alilovic (Ademar León), Ivan Pesic (Veszprem) o Denis Buntic (Ademar de León).
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