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La vida no siempre es un carnaval para las reinas de Río

Reuters

Para Raissa de Oliveira, de 18 años, el año sólo tiene dos estaciones: el Carnaval y el resto.

Durante la mayor parte del año, esta guapa y pequeña adolescente es una estudiante de periodismo en una zona difícil del país. Pero en las semanas que preceden al festival anual de Bacchanalia, se transforma en una mezcla entre chica de calendario y atleta, como la reina de los tambores de una de las mejores escuelas de samba de Río.

gimnasio, peticiones interminables de los medios y ensayos hasta altas horas de la noche, para el gran desfile de la competición en el Sambódromo - y es visible desde que Oliveira ingresa a su cuarto en el departamento de su familia.

Vestida con una camiseta amplia, lloriqueando y bostezando sin parar, casi es imposible reconocerla como la reina de los tambores que cautiva a cientos de admiradores en un ensayo para el domingo en el Sambódromo con sus bailes y un disfraz que deja poco para la imaginación.

"Cuando termina el Carnaval, debo confesar que se pierde algo", comenta. "Me tengo que despertar temprano y me voy a la cama muy tarde. Me tengo que dividir por 10. Pero es realmente bueno, agradable y adorable", explica De Olivera.

que está de camino a su lugar de entrenamiento, la escuela Beija-Flor - demostrando que en esta época del año no se puede escapar del Carnaval.

Elegida por su atractivo físico, su habilidad con la samba y su carisma, el trabajo de la reina de los tambores es el de bailar sin parar en frente de cientos de tamborileros, vistiendo nada más que un diminuto vestido, un tocado y tacones altos.

Tradicionalmente las escuelas de samba escogen a las mujeres más bellas de la comunidad, y en estos tiempos las reinas son actrices o modelos para tratar de obtener la mayor publicidad posible antes de los tres días de Carnaval, que este año comienzan el sábado.

"'BIG BUM' SANTOS"

Cada año las mejores reinas de los tambores son mimadas por sus escuelas de samba y alabadas por los medios, y los periodistas las siguen a sus gimnasios y a los restaurantes para documentar sus ejercicios, dieta e incluso sus secretos de cirugía plástica.

"No puedo comer grasas, azúcar o sal, y voy al menos una hora al día al gimnasio", explicó Juliane Almeida, de 24 años, que debuta como reina de la escuela Viradouro.

Siempre surge una competición no oficial sobre qué reina será la "musa" del Carnaval.

Este año, una ex Miss Brasil ha atraído a los titulares de la prensa, al igual que el elegido por la escuela Porto da Pedra de Valesca, "Big Bum" Santos, una cantante de música funk que conmociona a los barrios de Río y que solía trabajar en una gasolinera.

La nueva generación no está consiguiendo que todo se haga a su manera, porque dos escuelas han escogido a mujeres de más de 40 años, una innovación para las reinas del Carnaval.

A sus 18 años, Oliveira es la reina más joven, pero también una veterana, pues ya ha sido coronada en el campeonato Beija-Flor a la precoz edad de 12 años. Como talento local, también recuerda a la época anterior a que las estrellas de las telenovelas y las modelos acapararan los roles de reina.

Oliveira dijo que empezó bailando cerca de su casa antes de desfilar por primera vez con Beija-Flor, a los 7 años.

Para cualquier extranjero que ha querido lograr el ritmo aparentemente natural en los brasileños de la samba, la buena noticia es que las reinas también tienen que ir a clase.

"Yo he dado clases desde que era una niña y nunca me he parado. Cuando das lecciones, te perfeccionas y aprendes mucho más", dijo Oliveira.

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