Este artículo se publicó hace 12 años.
La vida en Teherán sigue su ritmo normal, pese a las elecciones legislativas
La vida en Teherán sigue hoy el ritmo de un viernes normal, con pocos indicios de los comicios legislativos que se celebran en todo el país y con una afluencia variable a las urnas, según las zonas de la ciudad y los centros de votación.
Como es habitual en el día sagrado musulmán, los bazares y comercios abrieron por la mañana para cerrar por la tarde y tuvieron una abundante clientela propia de estas fechas, en que se acerca el Noruz, el Año Nuevo persa, y las familias se aprovisionan de comida y otras mercancías.
La afluencia a los colegios electorales, instalados sobre todo en mezquitas y centros educativos, está siendo irregular, pues mientras en los más conocidos hay bastantes votantes, en los pequeños son muy pocos los electores que van a depositar su sufragio.
El sistema de votación, que permite hacerlo en cualquier colegio del distrito del elector, facilita estas situaciones y hay centros que tienen una asistencia muy escasa y otros en los que se acaban las papeletas.
En la mezquita Ershad, en la calle Shariati, en el norte, la zona rica de Teherán, al menos quince cámaras de televisiones nacionales y extranjeras hacían hoy guardia en espera de políticos locales que suelen votar en ese lugar, donde hay instaladas tres urnas.
Aunque la mezquita está llena de hombres, vestidos la mayoría con traje oscuro y sin corbata, y mujeres, cubiertas por el chador (un manto de tela de una sola pieza, generalmente negro y que les cubre desde la cabeza a los pies dejando a la vista el óvalo de la cara), no hay prisas para votar y la gente se lo toma con calma.
Abolfasl, un hombre de 33 años, estudia la lista de candidatos, que en Teherán son 621, 523 hombres y 98 mujeres. "Es la primera vez que voto. Estamos en una situación delicada y por eso voto", afirma, en referencia a las sanciones internacionales y amenazas de ataques a Irán de EE. UU. e Israel por su programa nuclear.
Fuera de la mezquita, en las calles del norte rico de Teherán, es difícil encontrar gente que vaya a votar. Dos empleados de una tienda de lámparas, dos muchachas que esperan el autobús, el cajero de una panadería, la dependienta de una tienda de especias y frutos secos y una clienta son contundentes al afirmar que no votarán.
"No vamos a votar, es una estupidez y ellos no me gustan", dice esperando el autobús Shady, de 20 años, en referencia a los clérigos y grupos islámicos que controlan el régimen, en lo que coinciden los demás.
Sin embargo, Ali, empleado de una tienda de objetos de cocina del bazar de Tajrish, contesta alegre que ya lo ha hecho. "Sí, he ido a votar pronto, antes de venir a trabajar", explica y muestra la cartilla de identidad, con el sello de haber votado.
Junto a la mezquita del mismo bazar, en un colegio instalado en un pequeño local, hacen cola una quincena de personas, que son más más a medida que se acerca la hora de comer.
Sin embargo, en barrios cercanos, dos pequeños colegios electorales instalados en sendas escuelas, una de la calle Doulat y otra de la calle Souri, están prácticamente vacíos, con un votante en cada uno.
De las minorías, en la iglesia armenia de la calle Vila, a primera hora de la mañana había dos votantes y, a la hora de comer, la cifra era de ocho, todos ellos dispuestos a elegir al diputado que corresponde a su minoría religiosa en el Parlamento, que esperan que tenga cierta influencia para resolver sus problemas.
Los cristianos de distintas comunidades tienen reservados tres escaños entre los 290 del Parlamento iraní, mientras los judíos tienen uno y los zoroástricos, otro.
En el sur pobre de Teherán, donde viven la mayoría de los 13,5 millones de habitantes de la capital, el panorama es otro y en los colegios las colas son bastante más largas que en el norte.
En la mezquita de Lorsadegan, de la calle Jorasán, al menos 50 hombres y 30 mujeres se disponen a votar. "He votado siempre y ahora no voy a dejar de hacerlo", afirma uno de ellos, Hasan, de 73 años, que se confiesa religioso.
Amir Husein, un joven de 23 años, confiesa que es la primera vez que vota. "Sí, es la primera vez, pero esta vez no he querido dejar de ser yo quien decida el futuro de mi país y no las amenazas (exteriores)", asegura.
Un total de 48,2 millones de iraníes eligen hoy, desde las 08.00 horas locales (04.30 GMT) hasta las 18.00 (14.30 GMT), entre 3.467 candidatos, los 290 escaños de su noveno Parlamento en los 33 años de historia de la República Islámica, regida desde 1979 por el régimen teocrático fundado por el ayatolá Ruhola Jomeini.
Según sondeos de medios locales, la participación en Teherán podría ser de entre 35 y 40 por ciento, mientras en el conjunto del país ascendería a entre 55 y 60 por ciento, pues se espera más asistencia en pequeñas ciudades y el medio rural, donde la religiosidad es mayor y los candidatos más próximos a la población.
Chema Ortiz
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