Este artículo se publicó hace 16 años.
Viejas y nuevas generaciones de refugiados no pierden la esperanza en el regreso
La esperanza de regresar a las casas de las que Israel les expulsó hace sesenta años es lo que mantiene con vida a las viejas generaciones de refugiados palestinos en la mísera y cercada Gaza, donde han trasladado ese anhelo a sus hijos y nietos.
Es el caso de Abu Mohamed Abu Assi, de 87 años, que vive en el campo de refugiados de Al Shatee, al oeste de la ciudad de Gaza, y que, en el sesenta aniversario de la fundación del Estado de Israel, confesó hoy que ese regreso es lo único que le queda por cumplir antes de morir.
"Todavía confío en volver pero, si no fuera así, mi último deseo sería dejar el titulo de propiedad y la llave de mi casa a mis descendientes para que regresen ellos", explica este antiguo vecino de Hamama, un poblado que se encuentra en el actual territorio israelí y del que fue expulsado tras la proclamación en 1948 del Estado judío.
"Es una antorcha que estamos pasando a las siguientes generaciones... es lo que podemos pasarles... cuando era joven confiaba en poder dejar a mis hijos y nietos todo lo que entonces era mío... el problema es que los israelíes no me han dejado más... solo la llave y el título de propiedad", explica.
Abu Assi recuerda que en el momento en que se desató la que los israelíes llaman "Guerra de la Independencia" -que se inició el día de la proclamación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948-, "mi familia era una de las ricas de nuestro poblado, teníamos todo tipo de arboles frutales".
"Pero todo cambio de repente. Grupos terroristas judíos, como el Irgun de (el que andando el tiempo sería el primer ministro de Israel) Menajem Begin, nos fueron echando de nuestra tierra. Primero cayó Tiberias, después Jaffa, Haifa... Israel fue creado sobre las ruinas de Palestina", agrega.
Abu Assi fue uno de los 700.000 palestinos expulsados de su país hace seis décadas -cuando Israel destruyo, despobló o suplantó 450 aldeas árabes-, y aunque pocos de ellos quedan con vida, la esperanza de regresar no ha cedido terreno entre sus descendientes.
Desde la llamada "Guerra de la Independencia", milicias palestinas y fuerzas árabes han librado con los israelíes otros cinco conflictos armados, cada uno de los cuales ha incrementado el número de refugiados, que en total ascienden, con las nuevas generaciones, a más de cinco millones en la actualidad.
La mayoría de los desplazados se encuentran en países árabes vecinos, como Jordania, El Líbano o Siria.
Sin embargo, Gaza es un territorio paradigmático del drama, aún más por el asedio militar israelí y el bloqueo económico que sufre desde que el grupo islamista palestino Hamás, que no ha renunciado a la violencia como arma política, tomó el poder hace cerca de un año tras desplazar por la fuerza al movimiento nacionalista Al Fatah.
Más de la mitad del millón y medio de habitantes de Gaza son refugiados y a la tragedia que les obligó a establecerse en la franja se suma el actual cerco al que le someten las tropas israelíes, calificado por las organizaciones de derechos humanos de "castigo colectivo" contra la población civil.
Esta experiencia amarga no ha mermado, sin embargo, el orgullo que las nuevas generaciones muestran por su herencia familiar.
El joven Amjad, de 26 años y nieto de Abu Assi, afirma que conoce al dedillo lo que le ocurrió a su familia hace sesenta años y que no ha olvidado ninguno de los derechos que le fueron sustraídos a él a través del expolio que sufrieron sus mayores, "cuyo sueño de regresar lo cumpliremos juntos, o en el peor de los casos, solo yo".
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