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Un villano de los buenos

Jaume Balagueró dirige por primera vez a Luis Tosar en ‘Mientras duermes’. Actor y director analizan el filme y la naturaleza del mal en el cine

SARA BRITO

Había una vez un villano que era un malo de los muy malos y que traía consigo la oscuridad. También había una jovencita que era buena, de las muy buenas, y que llevaba consigo la luz. La dicotomía clásica del mal y el bien puros enfrentados en ataque frontal ha sido transitada en infinidad de ocasiones por los cuentos infantiles, desde Blancanieves a Caperucita roja, y cómo no, en el cine, que tiene en La noche del cazador (Charles Laughton, 1955) el mejor (y el más inquietante) cuento infantil jamás filmado.

El próximo otoño, en la nueva temporada cinematográfica de grandes estrenos, el mito reaparecerá en forma de un cuento cinematográfico de suspense y terror doméstico, que unirá por primera vez a uno de los directores españoles más reputados en el terreno del cine de género, Jaume Balagueró, y al actor español que mejor encarna la oscuridad y la inquietud moral. Quién sino, Luis Tosar.

'Mientras duermes', que abrirá el próximo Festival de Sitges después de haber pasado por el prestigioso Fantastic Fest de Austin (Texas), donde tendrá su premiere mundial entre el 22 y el 29 de septiembre, sigue el sendero del cuento infantil, según afirma el propio Jaume Balagueró. 'La maldad del personaje de César es pura. No existen razones a priori que la justifiquen. Es malo porque sí. Y eso nos fascina. Esto además lo entronca con los cuentos infantiles, donde el malo es malo sin razón y los inocentes lo son de la misma manera. En ese sentido, la película entra muy dentro del esquema de los cuentos infantiles', explica el director a Público. 'La película es un trágico cuento infantil pensado para el público adulto', añade.

'La película es un trágico cuento infantil pensado para el público adulto'

'Mientras duermes', octavo largometraje del director de Los sin nombre y la saga [REC], juega con un mal que deja huella, y que, como los cuentos para niños, previos al endulzamiento comandado por Disney, acaba no tan bien para la víctima. 'El mal tiene sus consecuencias -apunta Balagueró-; no hay manera de salir ilesos'.

César (Luis Tosar) es portero de un edificio, un trabajo que ni le va ni le viene, pero que le permite ejercitar aquello para lo que vive: el mal ajeno. 'Es un personaje que no puede ni quiere ser feliz, y que por eso intenta que nadie lo sea a su alrededor', apunta Balagueró. La afición del siniestro portero se agudiza cuando entra a vivir en el 5º B una joven que no para de sonreír. Clara (Marta Etura) es la encarnación de la pureza y por eso mismo se convertirá en la víctima perfecta.

Quizás todo esto recuerde a aquellos thrillers de suspense de los noventa, que basaban su trama en un mal casero, en el que el miedo se instalaba en el último territorio protegido, el hogar, y que venía directamente de las manos de un marido o de una compañera de piso de comportamientos psicópatas. Sin embargo, tanto Balagueró como Tosar llevan sus referencias más atrás, al cine austero y clásico de los sesenta y setenta, cuando, como dice el actor que encarnó al ya célebre Malamadre en Celda 211, 'los thrillers estaban hechos con cuatro elementos. No había grandes golpes de efecto. Se trabajaba sobre atmósferas muy asépticas, y la inquietud nacía precisamente de ahí', explica.

El asunto que preocupaba a Jaume Balagueró era la efectividad, conseguir el suspense más efectivo con los mínimos elementos. Para eso, la cotidianidad y la intimidad son, a su parecer, la clave. 'Siempre he dicho que el miedo más efectivo sucede cuando los elementos familiares que nos rodean se tuercen, cuando perdemos el control de las cosas que creíamos que controlábamos. La película juega con eso: estamos acostumbrados a tener control de nuestro edificio, de nuestro vecinos, de nuestras costumbres. Cuando las cosas en ese plano se tuercen, empieza la intranquilidad. Y ahí está el mal. Es un mal construido desde las cosas que conocemos. Por eso es tan eficaz', asegura Balagueró.

'La de César es una maldad muy minuciosa y muy naturalista'

Desde que el director catalán leyó el guión que había escrito Alberto Marini, con quien ya había colaborado en [REC], se dio cuenta de que el de 'Mientras duermes' era el mal de las pequeñas cosas. 'La de César es una maldad muy minuciosa y muy naturalista, va modificando cosas muy pequeñas que pueden tener consecuencias de grandes dimensiones. El objetivo es la desestabilización de la realidad cotidiana, su territorio es el del micromal'.

Luego está el punto de vista. Normalmente, en el género entramos al juego de la mano de la víctima, y es un poder externo el que amenaza al público y a la protagonista. 'En este caso', explica el director, 'la historia está planteada de forma distinta, descubrimos la historia desde el punto de vista del malo y esto nos obliga a identificarnos con él', apunta Balagueró. 'No es un mal que viene de fuera, sino que nosotros descubrimos la historia desde ese mal', argumenta.

De ahí la repulsa. Si algo se propone 'Mientras duermes', no es tanto aterrorizar al espectador, sino cuestionar su posicionamiento moral al ver la película. 'Lo que buscamos es que el público tome partido por César, aunque le repugne. Eso puede violentar al espectador, pero es lo que nos interesaba', apunta Balagueró.

Fue la ambigüedad moral la que fascinó a Luis Tosar

Fue precisamente esta ambigüedad moral la que fascinó a Luis Tosar, amigo de los retos interpretativos de los personajes oscuros. 'El espectador se posiciona en el lado perverso y eso es lo que más me excitaba de la película de Jaume', confiesa Tosar. 'El héroe es el malo y esa perversidad en el punto de vista me atrae más que los personajes blancos'.

La película abre además de par en par la caja de pandora del vouyerismo como uno de los grandes temas de la sociedad contemporánea. 'El actor, como el director, es un gran voyeur', admite el actor. 'Pero el vouyerismo es común a todos los seres humanos: queremos saber de la vida de los otros y entrar en esa intimidad cuánto más adentro mejor. Lo que ocurre es que la sociedad contemporánea está montada en torno a mirar sin ser visto', reflexiona. Para Tosar, la película habla de una sociedad que avanza hacia la reducción de los muros de la casa, el último reducto de una intimidad en peligro.

No deja de ser curioso que en la filmografía de Jaume Balagueró el terror se imponga de manera sistemática dentro de los muros de una comunidad de vecinos. Sucedió en las dos partes de [REC] y un año antes en Para entrar a vivir, la tv movie que el director había realizado para la serie Películas para no dormir, impulsadas en homenaje a Chicho Ibáñez Serrador y coescrita también con el guionista de 'Mientras duermes', Alberto Marini.

En la filmografía de Jaume Balagueró el terror se imponga de manera sistemática

En las dos entregas de [REC], diatralmente opuestas a 'Mientras duermes', el edificio era una estructura arquitectónica que se pudre, como lo hacían sus habitantes. Sin embargo, en esta película 'se trata de un edificio luminoso, no es un personaje como lo era en [REC]', apunta Balagueró. De hecho, 'Mientras duermes' se construye como el opuesto a la saga que con su hiperrealismo ejerció algo parecido a una revolución en el cine de terror contemporáneo. 'Esta es una película que necesitaba hacer para recuperar una manera de dirigir con una puesta en escena muy rigurosa basada en los códigos del cine clásico', asume. De paso, el director, sin hacer gala de plan alguno, continúa explorando los contornos de un terror casero, de la paranoia que nos acecha en casa, que en último término es reflejo del miedo y los brotes paranoicos de una sociedad que teme al vecino y que ve su vida en todo momento amenazada.

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