Este artículo se publicó hace 15 años.
Violencia entre menores, desorientación moral y estereotipos de género
Falta de responsabilidad adulta, desorientación moral y una educación basada en estereotipos de género, son las principales causas de la violencia machista entre menores, que los expertos consideran "una exacerbación de un fenómeno preexistente", pero que comienza a ser objeto de análisis.
Hablar de violencia de género implica una relación de afectividad estable entre el agresor y la víctima, y esto no excluye a parejas cada vez más jóvenes.
Andrés Montero, presidente de la sociedad española de Psicología de la Violencia, insiste en que estos casos son fruto de "cómo los chicos y chicas construyen su sistema de reglas para funcionar en el mundo".
Un sistema de reglas patriarcal, "que tiene que ser recodificado con políticas de Estado a muy largo plazo" que requieren una educación "integral y global" que no implica sólo a la escuela.
"El referente primario son los padres, y si el niño recibe un mensaje de igualdad en el colegio, el padre no puede cargárselo en cinco minutos", ha subrayado Montero en una entrevista con Efe.
Paloma Escudero, directora ejecutiva de UNICEF, asegura que la ley de protección jurídica del niño "se ha quedado muy insuficiente" y cree que es necesaria una reforma estatal, que dedique presupuestos específicos a la infancia y prácticas "que no deben estar incluidas en las políticas sociales".
La fiscal de la sala de menores Consuelo Madrigal coincide con Escudero en que "la infancia no puede ser una finalidad más de la política social", sino "específica dentro de todas las administraciones, con destino al incremento de implicación social en todas las instancias educativas".
El pilar básico de esas medidas, según Madrigal, deben ser "las políticas de prevención", más que la modificación de leyes penales, que tienen una incidencia "pequeña y marginal" en la prevención de la delincuencia.
Medidas que tengan que ver con el entorno social en el que se mueven los menores que, asegura, es "excesivamente" permisivo y tendente a la "autoemancipación, a la autorrealización de los instintos y los deseos de forma inmediata, sin control y sin el contrapeso de la madurez".
El mundo de los menores, asegura Madrigal, "no es más que un espejo del mundo adulto", a lo que se suma que los chicos actúan siempre en grupo, como ha ocurrido en los recientes casos de violaciones de pandillas de menores a niñas, actos "afortunadamente infrecuentes", pero "alarmantes y graves".
Al déficit de educación en valores, los expertos añaden los "modelos de violencia" difundidos por medios de comunicación, mensajes publicitarios y, en particular, series de televisión, de los que "se desprende incluso que las mujeres quieren ese tipo de sexo", apunta Montero.
"Los chicos ahora tienen que tomar muchas decisiones, pero rara vez tienen que afrontar las consecuencias", apunta el especialista en psicología de la violencia, para quien hoy en día "hay una desconexión entre decisión y responsabilidad".
Para Ángeles Álvarez, directora de los programas de violencia de género de la Fundación Mujeres, "hay un repunte del sexismo", que se ha hecho evidente con los casos de violaciones colectivas, "un rito iniciático hacia una masculinidad mal entendida" y una práctica "que empieza a desarrollarse en España".
"Hay un incremento del sexismo que es una reacción contra la igualdad", según Álvarez, un uso de la violencia "como corrector", que requiere responsabilidad por parte de "todos los que forman parte de la estructura socializadora".
Hasta el pasado 29 de julio un total de 32 mujeres han muerto, presuntamente, a manos de sus maridos o parejas sentimentales, una cifra un poco menor a la de 2008.
De los 32 agresores de este año, 20 son de nacionalidad española y 12 extranjeros; además, siete han intentado suicidarse y cinco lo han hecho tras matar a sus parejas.
"España ha sido pionera en el desarrollo de legislación específica de igualdad, pero es un camino largo, muy difícil de hacer sin los hombres, porque nos vamos a resistir, nos estamos resistiendo", concluye Montero.
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