Este artículo se publicó hace 15 años.
"Vivo con una sombra detrás"
El sindicalista Salvador Zúñiga, miembro de la comisión de diálogo con los golpistas, lucha para evitar una dictadura en Honduras
Antes del golpe de Estado, Salvador Zúñiga le advirtió al Ministerio Público que el "pueblo iría a la insurrección si no permitían la consulta" promovida por el presidente Manuel Zelaya. Ahora, este dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) es perseguido por las autoridades de facto. "Siempre tengo una sombra atrás. Cuando estoy en La Esperanza, donde vivo, me vigilan policías uniformados y cuando viajo me mandan a espiar con civiles armados", dice este líder de 44 años.
Zuniga, a petición del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado en Honduras, integra la comisión nombrada por el presidente Zelaya para dialogar con los golpistas en San José. "La persecución es brutal. Tengo pinchado el teléfono y mandan policías a la casa donde están mis hijas", comenta. Vive a oscuras desde el 28 de junio, el día del golpe. Todo el barrio de Lempira, en Intibucá, está sin luz. "No me han amenazado por medio de llamadas, pero sí me han enviado mensajes peligrosos. Cosas como que la Penitenciaría Nacional me espera", revela
Ahora lucha en la calle "para que esto no se convierta en una dictatura. Estamos en un momento importante para recuperar la democracia si no se hace ahora podríamos entrar a una guerra civil", dice un hombre que asegura repudiar la violencia. "Esperamos que en el diálogo del sábado restablezca a Zelaya. Los golpistas están solos".
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