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El voto latino podría tener la llave de la Casa Blanca

Representan el 11% del electorado estadounidense y el 17% en los estados clave que decidirán el vencedor. Son más que nunca y abrumadoramente demócratas, pero su capacidad de influencia dependerá de cuántos se acerque

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Siguen siendo una minoría entre los estadounidenses, pero han desatado una caza de votos por parte de ambos candidatos. No es para menos. El electorado hispano, el más numeroso hasta la fecha en unos comicios en EEUU, podría tener mañana la última palabra en la carrera hacia la Casa Blanca. Al menos en teoría.

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Su peso e influencia ha ido aumentando exponencialmente en los últimos años hasta convertirse en el bloque de votantes con más crecimiento del país. Según datos de la Oficina del Censo de EEUU, en 2011 la población latina suponía ya el 16,7% sobre el total; esto es, 51,9 millones de personas, de los que 23,7 millones reúne las condiciones para votar, de acuerdo con el Centro Hispano Pew. Es una cifra récord. Hace tan sólo cuatro años, cuando el electorado hispano ayudó de forma importante al triunfo de Barack Obama, eran cuatro millones menos.

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Su presencia es, además, muy importante en los nueve estados clave que determinarán el resultado de las presidenciales. Un 17% de los hispanos de Estados Unidos residen entre Colorado, Florida, Iowa, Nevada, Nuevo Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Virginia y Wisconsin, donde está previsto que demócratas y republicanos se disputen los últimos 101 votos de los 270 que se necesitan para llegar a la Casa Blanca.

La población latina tiene un gran peso en los nueve estados clave para las presidenciales

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En cualquier caso, saber si los latinos terminarán inclinando la balanza es todavía un misterio que no depende tanto de su potencial demográfico como de su fortaleza como electorado. Y aquí es donde los datos juegan menos a su favor. En 2008, pese a que ya se habían constituido como un colectivo con potencial, sólo acudieron a las urnas 10 millones de latinos de los 19,5 millones que podían hacerlo, es decir, algo más de la mitad.  

Para este año, las predicciones no son mucho mejores. De acuerdo con el Southwest Voter Registration Education Project, el martes votarán 10,5 millones de hispanos. La Asociación Nacional de Funcionarios Electos y Designados (NALEO), más optimista, estima que serán al menos 12,2 millones. No obstante, aunque esta última cifra supondría más votantes que nunca, el porcentaje de participación caería varios puntos por debajo del de 2008, hasta un 48%. 

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De lo que no hay duda, en cualquier caso, es que si el voto latino determina el triunfo de uno de los dos candidatos será el de Obama.  El último estudio del grupo de investigación Latino Decisions otorgaba a los demócratas el apoyo del 72% de los hispanos, frente a los republicanos, que apenas se hacían con un 20%.

Se trata de la mayor brecha entre ambos partidos en cuanto al respaldo de esta comunidad, y eso a pesar de que durante esta última legislatura se han registrado cifras récord en el número de deportaciones (30% más con respecto a la era Bush, un 90% de ellos de origen hispano) y Obama ha incumplido su promesa de poner en marcha una reforma migratoria integral.

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Los republicanos cuentan con el voto de la comunidad cubana de Miami para ganar Florida

Poco importa de cara a un contrincante, Mitt Romney, que dista mucho de ofrecer una alternativa beneficiosa para el colectivo. El ex gobernador de Massachussets representa dentro de su partido el ala más dura en contra de la inmigración y defiende como vía de salida al "problema" la "autodeportación", que consiste en perseguir a los inmigrantes en situación irregular e imposibilitarles el acceso al trabajo o servicios sociales hasta el punto de que no les quede más remedio que tener que marcharse por decisión propia.

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Esto, sumado a la polémica ley aprobada por la gobernadora de Arizona Jane Brewer que convierte en delito penal la inmigración ilegal y una campaña que no ha sabido atraer el apoyo latino, hacen de Romney un rival poco peligroso. No obstante, la mayor batalla se disputará en Florida, con un 22,5% de población latina, pero donde los republicanos tienen de su parte a un grupo históricamente cercano al partido: el de la comunidad cubana asentada en Miami.

De los datos expuestos más arriba puede que se desprenda la idea de que los latinos están poco interesados en política, pero las razones que explican su abstención (que desciende convocatoria tras convocatoria) son variadas y más complejas. Un informe del grupo cívico Advancement Project denunciaba las trabas con las que pueden encontrarse casi 10 millones de hispanos a la hora de acudir a votar. En al menos 16 estados se han incrementado los requisitos y documentos necesarios para probar la ciudadanía o se exige la presentación de una cédula de identidad estatal con fotografía, de la que muchos latinos carecen.

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En 16 estados se han incrementado los requisitos para que los latinos puedan votar

Hay que tener en cuenta, además, que muchos de los ciudadanos estadounidenses de origen latinoamericano lo son de segunda o tercera generación. Las principales preocupaciones del colectivo se han ido modificando a medida que se han hecho un grupo más heterogéneo e integrado en el resto de la sociedad. Según un estudio del Centro Hispano Pew,  más de la mitad de los latinos que se han registrado para votar indicaron que los asuntos "extremadamente importantes" para ellos eran la educación, el empleo, la economía y la sanidad, coincidiendo en gran medida con las principales preocupaciones de los autóctonos, según los sondeos. El problema migratorio, más acuciante en otras épocas, aparecía en el quinto puesto de la lista. Los latinos enfrentan, por tanto, problemas de desilusión o decepción parecidos a los del resto del electorado estadounidense.

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Sea como fuera, los del 6 de noviembre son, hasta la fecha, los comicios donde la comunidad latina tiene más oportunidades que nunca de influir y hacer que sus intereses sean tomados más en cuenta por quienes gobiernan.

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