Este artículo se publicó hace 16 años.
"Nada ha vuelto a ser como antes"
Juan Francisco Moreno, poeta, ha buceado en las complejidades, las evoluciones y los secretos de Los tres Valdecaballeros: el de antes, el de durante y el de después de la central.
Un amable vecino recomienda al periodista una cita con Juan Francisco Moreno para bucear en las complejidades, las evoluciones y los secretos de Los tres Valdecaballeros: el de antes, el de durante y el de después de la central. "Te advierto de que los poetas no sabemos mentir. Si mentimos, no rima", comienza a decir Juan Francisco.
La opinión de este jubilado, antiguo hombre de campo y corredor de ganado entre otros muchos oficios que hoy ha simplificado en uno, el de poeta aficionado, podría resumirse en estas palabras: "Nada ha vuelto a ser como antes. Dio mucho trabajo mientras se construía, sí. Pero por primera vez en este pueblo en el que nací vi que se rompía la solidaridad, que empezaban las envidias".
Juan Francisco intenta buscar el equilibrio. La central dio, y hubiera seguido dando, "muchos jornales". "Pero se llevó por delante muchas familias", añade. No son pocos en el pueblo los que recuerdan cómo, al calor de la mano de obra alejada del hogar, Valdecaballeros acogió dos clubes de alterne. "Por ahí entró la droga, que no había habido nunca en el pueblo", cuenta.
Este poeta, que enseña orgulloso su libro Versos y consejos de mis pensamientos, está convencido de que Valdecaballeros, en perspectiva, salió ganando. Muchos jóvenes no creen lo mismo. Jóvenes cuyos padres se opusieron a la central. "El pueblo estaba dividido en dos. Los de izquierdas no la querían; los de derechas, sí", opina Julio Sánchez, que lleva el bar de la piscina.
Para Juan Francisco. la división no es tan fácil. Asegura que "el pueblo no quería la central, diga lo que diga ahora la gente. Eran cuatro los que la querían. Los de las tierras y los obreros. Y con las cosas de la salud, con los asuntos de la seguridad de los hijos, no se juega ni por todo el dinero y menos si el dinero es sólo prometido", afirma convencido de que hubiera sido mejor que nunca las eléctricas hubieran encontrado su pueblo en el mapa.
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