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Vuelve "La Momia" con nuevos personajes, pero con historias ya vistas

EFE

La saga de "La Momia" vuelve este fin de semana a los cines con una tercera entrega, ""The Mummy: Tomb of the Dragon Emperor", con igual protagonista, Brendan Fraser, nuevos personajes, ritmo trepidante y mucha acción, pero con historias y situaciones con un claro aire a "déjà vu".

Un ejército de muertos vivientes (¿El señor de los anillos?), un monstruo que atrapa a la chica (¿King Kong?), un cabaret en Shangai (¿Indiana Jones?), choques entre padre e hijo (¿de nuevo Indiana Jones?) maleficios, amores, luchas de poder, toda una serie de elementos usados una y mil veces en el cine para una película que es un alarde de efectos especiales pero no de originalidad.

El filme, que se estrena en todo el mundo el próximo 1 de agosto, comienza con el otrora aventurero Rick O'Connell (Fraser), que lleva una plácida y aburrida vida junto a su mujer Evy (María Bello, en sustitución de Rachel Weisz) en la campiña inglesa.

Al otro lado del mundo, exactamente en Shangai, su ya crecido hijo, Alex (el australiano Luke Ford) ha heredado la vertiente exploradora de sus padres y descubre la estatua del emperador Momia, el guerrero más fiero y cruel de la historia de China y al que el maleficio de una bruja (Michelle Yeoh) condenó al inmovilismo.

Que el emperador (Jet Li) se despierte es sólo cuestión de tiempo. Y a partir de ahí se encadenan las luchas entre buenos y malos, las carreras contrarreloj para ver qué bando consigue llegar antes a los lugares claves y los enfrentamiento entre Rick y su hijo Alex, en una disputa por el puesto de héroe principal.

La película es fiel al estilo de la saga. Es decir, unos buenos a los que las cosas les salen mal con mucha facilidad; unos malos que les machacan durante toda la película; toques de humor (de nuevo de la mano de John Hannah, en el papel del hermano de Evy); monstruos históricos; sabor a historia de cartón piedra y un aluvión de efectos especiales.

Partiendo de los famosos Guerreros de Terracota de Xian -las más de 7.000 estatuas de soldados enterrados en el mausoleo del primer emperador chino Quin Shihuang (hacia 221-210 a.C.)- los guionistas idean una historia absolutamente fantasiosa, al igual que las dos que dieron fama a "La Momia".

Y, como es lógico esperar, la película será un nuevo éxito comercial -las dos anteriores recaudaron más de 800 millones de dólares en todo el mundo, según datos de la productora-, a pesar de su carencias.

Bien rodada, que es lo menos que se puede pedir a una película de gran estudio y gran presupuesto, Rob Cohen, responsable de "The fast and the Furious", le imprime un fuerte ritmo con algunas pequeñas pausas para que el espectador pueda recuperarse, y deja que todo el peso de la película recaiga en el supuesto carisma de Fraser.

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