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El Dos y Tres de mayo en Madrid, como Goya quiso que se contemplaran

EFE

La restauración y limpieza llevadas a cabo en los cuadros "El 2 de mayo de 1808 en Madrid; la lucha contra los mamelucos" y "El 3 de mayo en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío" permiten apreciar las dos pinturas "como quiso Goya que se contemplaran".

Así lo afirmó hoy Gabriele Finaldi, director adjunto del Museo del Prado, durante la presentación de la muestra "Goya en tiempos de guerra", que inaugurarán el próximo lunes los Reyes.

En 1814 Goya se dirigió al regente, el cardenal don Luis de Borbón, proponiéndole la realización de obras que rememoraran hechos de la Guerra de la Independencia (1808-1812): "....para perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa".

En la obra sobre el Dos de mayo se representa la revuelta del pueblo de Madrid, que atacó con navajas y cuchillos a los mamelucos, soldados turcos del ejército francés de Napoleón, que se llevaban a Francia a los hijos menores de Carlos IV y María Luisa, lo que determinó el comienzo de la Guerra de Independencia ese mismo día.

En la pintura sobre el Tres de mayo se contemplan los fusilamientos de patriotas de Madrid por el ejército de Napoleón, como represalia al levantamiento del 2 de mayo contra la ocupación francesa.

Los soldados franceses, de espaldas a la derecha, apuntan a los madrileños que han de morir. El dramatismo y la tensión de la escena quedan subrayados por el uso de la luz, que ilumina a los héroes permitiendo diferenciar sus caracteres y actitudes.

Ambas obras pasaron pronto a formar parte de las colecciones del Museo del Prado, aunque no se exhibieron juntas hasta avanzado el siglo XIX.

En la Guerra Civil española, en 1936, fueron llevados a Valencia, y en marzo de 1938 viajaron a Girona. En este trayecto el camión que los transportaba sufrió un accidente que provocó que las telas sufrieran varios cortes horizontales. El Dos de mayo sufrió en mayor medida y dos fragmentos de lienzo se perdieron.

Los cuadros fueron reentelados y acabada la guerra y de vuelta al Prado, se finalizó la restauración disimulando los daños y cortes y aplicando color nuevo en las pérdidas de pintura original. En los fragmentos perdidos de mayor tamaño se utilizó la llamada "tinta neutra".

El barniz aplicado en la restauración de 1941, por el paso del tiempo y la oxidación, había perdido su transparencia alterando la visión de los colores originales y en el año 2000 el Prado planteó la conveniencia de restaurar las dos obras y organizó un simposio internacional.

Gracias a la intervención realizada se ha recuperado la profundidad y transparencia del color original. Además se pueden apreciar detalles técnicos y pinceladas que permanecían ocultas.

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