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"Ya no estamos por la vía autonomista, sino por el derecho a decidir sin límites"

'Roto' el pacto constitucional, apuesta por la autodeterminación. Reformar España es de otros tiempos, dice

JOSEP CARLES RIUS / FERRAN CASAS

Artur Mas (Barcelona, 1956) está a punto para afrontar, tras unas cortas vacaciones, sus terceras elecciones como cartel de CiU. Si en otoño no es president, no habrá cuarta vez para este economista que lleva media vida en política. Creció bajo el manto del omnímodo poder convergente, pero se ha hecho líder en la oposición. Como en 2006, es favorito ante el Tripartito pero el escenario abierto por el Tribunal Constitucional (TC) le obliga a endurecer el discurso y a adentrarse en una senda, la de la autodeterminación, que para Jordi Pujol siempre fue tabú.

Cuando ustedes y los partidos de izquierdas aprobaron el proyecto de Estatut, Pujol avisó del riesgo de autogol ante las reticencias españolas. ¿Acertó?

El Estatut como referencia vale lo que vale, pero como proyecto de futuro ha perdido consistencia. Sirve para administrar el presente pero no el futuro, entre otras cosas porque no ha sido un autogol, ha sido una trituración de los poderes del Estado que ha servido para una cosa: para que nos demos cuenta de que el camino de los últimos 30 años ha llegado a su fin.

Les ha durado cuatro años.

Tampoco hay que tirarlo a la basura, pero la etapa estatutaria acabó. No con este Estatut, con cualquiera que venga. Ha dado buenos frutos pero no da de sí, lo han dicho ellos. Si votamos en referéndun un autogobierno y nos dicen que no, esto no tiene futuro.

¿Qué vía queda?

'Somos una nación, nosotros decidimos'. El lema de la manifestación del día 10 de julio debe presidir la vía que tenemos. Y no debería tener límites.

Eso rompe el pacto constitucional.

Sí, pero nos lo han roto ellos. Nosotros hicimos las cosas como debíamos. Hubo una propuesta del Parlament, la negociamos en Madrid, se aprobó en Las Cortes, volvió a Catalunya y la votamos. Si después el TC se carga buena parte del texto, nos han roto el pacto. No estaban obligados a hacer una sentencia. Y encima, la han hecho con saña, tocando lo más sensible: nación, lengua, blindaje competencial, relación bilateral, derechos históricos. Han tocado el nervio del Estatut y han roto el pacto.

Montilla habla de rehacer el pacto del Estatut y reforzar el Constitucional. ¿Es posible?

Son escenarios de poca altura de miras, sinceramente. Es como un espejo roto, no lo puedes recomponer y que quede igual. La ambición catalana de Montilla está condicionada a lo que diga el PSOE. Va tan lejos como le permite el PSOE. Habla de rehacer el Estatut porque es la única cosa que puede hacer en parte con Zapatero.

¿España es consciente de esta ruptura?

No lo suficiente. Creen que es efervescencia preelectoral y no se dan cuenta de la corriente de fondo. Muchos catalanes y no precisamente extremistas han constatado que han hecho un camino de 30 años y que España no quiere aceptar a Catalunya como es. Esta España democrática que debía ser amable y comprensiva, a la que Catalunya contribuye, es rígida, en parte antipática y no acepta la diferencia catalana. Si seguimos en la vía autonomista nos golpearemos la cabeza y nos haremos daño.

¿Hay diferencia entre PSOE y PP?

Algunas, pero el núcleo de pensamiento es el mismo. Entre Bono y Trillo no hay diferencia y entre Guerra y Rajoy tampoco. Para ellos España y lo que significa Catalunya es similar. El PP aparenta visceralidad grande y aparecen como carniceros y el PSOE hace el trabajo sutilmente. Uno más de cara, el otro más a escondidas. El PSOE aprobó el Estatut y el PP lo llevó al Constitucional. ¿Pero alguien del PSOE lamenta la sentencia?

Quizás la convocatoria no lo era de forma explícita pero la marcha del 10 de julio tuvo un sesgo independentista. ¿Cómo se adapta CiU a eso?

Hay que ser cuidadoso y pedagógico con conceptos. La manifestación fue de gente catalanista que quiere a su país y lo defiende. Eso tiene acentos pero unía el amor al país y al catalanismo. El 'Somos una nación, nosotros decidimos' es el derecho a decidir. Y lo es porque somos nación y no una provincia periférica. Pero no hay que confundir autodeterminación con independencia. Puede tener grados, ser la independencia o un Estado propio confederado con otro. La cuestión es decidir. En ese camino estoy cómodo, es el futuro. ¿Qué punto final tiene? No se sabe pero puede acabar en un estado propio. Este es el límite. Toca una transición a un nuevo rumbo para Catalunya, como España la hizo de la dictadura a la democracia. Toca hacerla de la autonomía al derecho a decidir y eso puede durar un año o cuatro, dependerá de cómo evolucione todo, también en Catalunya.

¿Esto puede tensar la sociedad?

No me da miedo. Me impongo prudencia y sentido de país. Si cambiamos el rumbo al derecho a decidir sin límites hemos de saber que no puede costarnos rupturas civiles, más en una sociedad tan compleja. Por eso no podemos hacer maniobras bruscas, porque si no, no avanzaremos en el derecho a decidir, nos quedaremos paralizados. Eso quiere decir hacer mucha pedagogía en Catalunya y marcar bien el camino. La gente debe saber ventajas y costes de todo esto.

Pero ni el derecho a decidir como nación ni la estación final del Estado propio tienen encaje legal y el PSOE y el PP no parecen dispuestos a dárselo.

Es posible que en sus expresiones máximas no lo tenga, pero tiene encaje democrático. Para mí y para cualquier demócrata hemos de aceptar que son las leyes las que están al servicio de la democracia y no al revés. Leyes también había en la etapa franquista, pero no había democracia. Todas las leyes se pueden cambiar, pero prevalece la democracia. Si la sociedad catalana se apunta, nos podemos encontrar con una confrontación. Las cosas en democracia se deben hablar.

En esta senda ha fijado una primera etapa, el concierto económico. ¿Cómo un Estado que no ha asumido el Estatut aceptará una consulta por el concierto y, llegado el caso, un cambio radical de la financiación autonómica?

No puedo dar garantías de conseguirlo. Si la sociedad catalana se tiene que acostumbrar al derecho a decidir hemos de identificar lo que más une y esta propuesta une. Hay que resolver el trato discriminatorio que recibimos de España. Y si los vascos, los navarros o los canarios tienen modelos singulares, Catalunya también tiene derecho. Forma solo hay una, acordar en Catalunya que el concierto es una prioridad y trasladarlo a Madrid condicionando la acción en las Cortes de los partidos que compartamos la idea. Es una estrategia de país que nos permitirá comprobar si el Estado ha entendido lo que pasa en Catalunya. Si es que no, deberemos acelerar el camino. También podemos montar ya una consulta independentista. Pero sería una maniobra brusca pasando de 30 años de autonomismo a la ruptura.

Pero el independentismo sigue ganando adeptos.

No es lo mismo opinar que llevarlo a la agenda. El que lleva el barco, que puedo ser yo, no puede permitir que se estrelle. La maniobra no puede ser brusca. Si lo estrellamos contra las rocas tardaremos años en reflotarlo. No tendremos unanimidad nunca pero no es lo mismo el 70 u 80% que el 55%. Partir el país nos debilitaría, eso es lo que querrían en Madrid.

En un fin de semana Catalunya vivió una manifestación muy reivindicativa y la celebración de la victoria de España en el Mundial. ¿Es compatible?

Miren, cuando a Catalunya se la trata de forma comprensiva, correcta y generosa no somos contrarios a España. Es lo que ha pasado con la Roja, un entrenador correcto, amable, que tiene a los jugadores del Barça como columna vertebral, que reconoce que su ideal de juego es el Barça... eso no genera rechazo. El problema es cuando se nos trata de forma displicente y despectiva, cuando no se nos quiere como somos. La manifestación del 10 de julio era de ilusión y eso no me parece contradictorio con lo que después pasó el domingo. Aunque también es cierto es que algunos de los que celebraron el triunfo de la Roja estaban en contra de la manifestación y sólo exhibían su nacionalismo. Si el Estado español se comportara como uno plurinacional la mayoría de catalanes nos sentiríamos a gusto en él. El problema es que quieren tratarnos como una provincia o región de perfil plano, el TC ha querido quitarnos las peculiaridades.

Dijo que en un referéndum de autodeterminación votaría sí. Si es president deberá escoger dos caminos: rehacer puentes con España o poner las bases en pro del Estado propio. ¿Qué escogerá?

Intentaré gobernar para el conjunto, pero a mí se me elegirá con un programa y el rumbo que marco es el del derecho a decidir. Durante 30 años hemos llevado un rumbo que he compartido, el del autonomismo, pero ahora estamos por otra vía. Es el derecho a decidir y no le pongo límite. Todo dependerá, no les engaño, también de las reacciones en el Estado. Si entienden alguna cosa y están dispuestos a dar pasos para ser plurinacional ya nos lo harán saber.

Si es president tendrá margen en Madrid para apuntalar mayorías.

Bueno, Zapatero tiene otras opciones para espabilarse. CiU tiene una posición ahora en la que es importante pero no decisiva. No sé si en el futuro lo seremos. Si ocurre, mejor que mejor, porque podremos poner los temas sobre las mesas con todas las consecuencias.

¿Con el PNV no tienen una estrategia común?

En todo no porque representan una realidad distinta. Euskadi y Catalunya pueden tener destinos comunes pero ritmos diferentes. Hay cosas que nos unen pero hay otras que no, también es mejor saberlo porque no tiene sentido hacer una especie de matrimonio entre PNV y CiU si tenemos intereses diferenciados. Otra cosa es que podamos unir esfuerzos en algún aspecto, eso lo estamos haciendo. El otro día exploramos qué posiciones tendríamos en los Presupuestos de Zapatero de 2011, ya le dijimos a Iñigo Urkullu que votaríamos en contra.

Hasta qué punto se entiende que CiU sea 'responsable' en medidas anticrisis o con el techo de gasto y usted y Duran i Lleida ya digan que no votarán el Presupuesto.

Duran lo explicó: hasta final de año procuraremos que el Gobierno haga lo que debe y por eso hablamos de la reforma del mercado laboral y dimos vía libre al plan de austeridad. Pero este Gobierno y este presidente no pueden llegar a 2012. Están políticamente amortizados. Lo del techo de gasto no es más que darles los rudimentos para elaborar los Presupuestos.

¿Unas elecciones anticipadas serían positivas para el país?

El año que viene, por qué no. Ya habrá autonómicas y municipales. Lo que no veo bueno para el país es que este presidente llegue a abril de 2012. Dos años más con Zapatero al frente y no sé si el barco seguirá a flote.

¿Con el PP iría mejor?

Desgraciadamente, con Rajoy no iría mejor. Es el gran problema que tenemos. Pero eso nosotros no lo podemos resolver. Pero con nuestro voto Zapatero no llegará a las elecciones de 2012.

Se ha cumplido un año del estallido del caso del saqueo del Palau de la Música y se ha cerrado una comisión de investigación en el Parlament que vincula a Fèlix Millet con donativos a CDC.

La comisión de investigación no me preocupa porque ya me la sé: todo será culpa de CiU. Nosotros ya entramos como culpables a la comisión y ya sabemos que nos declararon culpables a la entrada y harán lo mismo a la salida. Pero de momento, la justicia a la única persona que ha imputado es a un concejal del PSC en Barcelona por su gestión en la Generalitat. Eso es lo único cierto, el resto son especulaciones.

¿Un partido que gestiona obra pública debe recibir donativos de constructoras como hacen ustedes?

Si la legislación lo permite y son legales y transparentes, por qué no. En democracias muy avanzadas del mundo las aportaciones son transparentes y las hace todo el mundo y sin límite.

Pero aquí no son transparentes.

Pero se comunican a la Generalitat, están registradas y las conoce la Agencia Tributaria puesto que desgravan. ¿Queremos que no sea así? Que cambien la ley.

¿Cómo explica que, tras obtener concesiones de obra pública, Ferrovial pagase al Palau y que, de manera automática y por orden de Millet, parte de ese dinero fuese a parar como donativos a la fundación de CDC?

Si damos crédito a cómo se administraba el Palau, damos crédito a todo. Lo que no puede ser es que todo el mundo diga 'se administraba mal, aquello era un desastre y un caos. Pero en lo que afecta a CiU, estaba bien hecho'. Hombre, seamos serios. Nosotros hemos reconocido los convenios que firmamos y yo decidí devolverles todo el dinero y un poco más. No quiero ni un euro del Palau que haya salido de allí de manera poco clara. Nada me hace pensar que los administradores de CDC obraran de forma incorrecta. Esto no ha sido una comisión, ha sido un tribunal político ¿Por qué? Porque las encuestas dicen que ganaremos. Y el Tripartito, en sus últimos coletazos, actúa a la desesperada. En las conclusiones será culpable CiU, pero el tema gordo es el caso del Hotel del Palau, en el que hay imputaciones de cargos socialistas del Ayuntamiento de Barcelona.

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