La cifra de muertos a causa de las lluvias torrenciales que han caído en el sur y el este de China ascendió a 55, mientras que 28 personas permanecen desaparecidas y 4.000 están aisladas debido a las inundaciones originadas por las intensas precipitaciones.

Las autoridades provinciales de Hubei explicaron que en las últimas horas una persona falleció tras ser alcanzada por un rayo y otra a consecuencia de las inundaciones, informó hoy la agencia oficial china, Xinhua.

La provincia más afectada es la suroriental de Guizhou, donde fallecieron 36 personas a causa de las inundaciones y otras 14 están desaparecidas, seguida de Hunan, también en el sur, con siete muertos.

Además, cinco personas fallecieron en Hubei, cuatro más en Guanxi y otras tres en la de Jiangxi, provincias localizadas también en la mitad sur del país.

La zona más afectada por las inundaciones y los corrimientos de tierras provocados por las lluvias torrenciales es el distrito de Wangmo, en la provincia de Guizhou, con un total de 46.000 afectados, incluidos once muertos, ocho desaparecidos y 14 heridos.

En este distrito, cientos de viviendas quedaron sepultadas por los corrimientos de tierra o sumergidas bajo las aguas, las carreteras, cortadas y las comunicaciones telefónicas, dañadas.

Otra zona castigada por las lluvias es el distrito de Shangli, en la provincia oriental de Jiangxi, donde la cifra de afectados se acerca a las 100.000 personas y donde 4.000 permanecen aisladas debido a las inundaciones.

La Administración China de Meteorología anunció que entre hoy y el próximo sábado la lluvia seguirá azotando las provincias del sur y este de China.

Una de las principales preocupaciones de las autoridades chinas es que estas precipitaciones se extiendan a la provincia de Sichuan, la más afectada por el devastador terremoto que se registró el pasado día 12 en el suroeste del país, donde decenas de miles de damnificados han sido realojados en tiendas de campaña y las evacuaciones ya han comenzado.

En esta provincia, 28 de los 35 lagos que se formaron a consecuencia de los desprendimientos de tierra, rocas y escombros provocados por el seísmo amenazan con desbordarse, un problema que se vería acrecentado con la aparición de las lluvias.