Este artículo se publicó hace 16 años.
Zapatero habló con la viuda, impuso una medalla y va a visitar a los heridos
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha abandonado la capilla ardiente del guardia civil Juan Manuel Piñuel Villalón, instalada en la Subdelegación del Gobierno en Álava, para dirigirse a los dos hospitales vitorianos en los que permanecen ingresados tres heridos en el atentado.
El presidente, que no ha hecho declaraciones, ha impuesto a los restos mortales del agente la cruz de oro al mérito de la Guardia Civil.
En el momento de la visita del presidente en el interior había dos filas de asientos a cada lado del féretro, según pudo observar EFE.
En una estaban el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, así como otros cargos de seguridad, y el alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz, y en la otra cuatro mujeres y cuatro hombres, entre ellas la viuda del guardia civil.
En otra zona, con las autoridades militares, estaban el lehendakari Juan José Ibarretxe y el consejero de Interior, Javier Balza.
El cadáver está escoltado por miembros de la Guardia Civil, Policía Nacional, Ertzaintza y policía local.
El féretro está cubierto con la bandera de España y el tricornio. Detrás del féretro está un crucifijo y el pendón de la Guardia Civil, y las banderas de Alava, Euskadi y España y varias coronas de flores, entre ellas unas enviadas por el Senado, la delegación del Gobierno y el Foro Ermua.
Zapatero ha departido durante un rato con la viuda y los familiares, y ha saludado uno por uno a los mandos militares.
Tras ello, un funcionario ha leído el decreto de concesión de la medalla y el presidente ha impuesto la medalla sobre la bandera que cubría el féretro.
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