Este artículo se publicó hace 14 años.
Zapatero se opone al plan de quiebras de Alemania
Berlín consigue aprobar la futura revisión del Tratado de Lisboa
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se unió ayer al BCE y a un nutrido grupo de países que recelan de la guerra a cualquier precio contra el déficit que abandera Angela Merkel. Los jefes de Gobierno de la Unión Europea consiguieron frenar una de las propuestas estrella de la canciller, que con el apoyo de Nicolas Sarkozy presionaba para retirar el derecho de voto a los países que fracasen repetidamente en el cumplimiento de los objetivos de déficit público. A cambio, Merkel abandonó Bruselas con un plan de reforma del Tratado de Lisboa bajo el brazo que pretende utilizar para facilitar la quiebra de un país en vez de que sea rescatado por la solidaridad de los países del euro, como sucedió en mayo con Grecia.
Los 27 acordaron crear "un mecanismo permanente de crisis" para la zona del euro que sustituya al actual, dotado con 440.000 millones de euros que todavía no se han utilizado. Entre sus contenidos se ha incluido, a petición de Alemania, la incorporación del "sector privado" como pieza clave en los futuros rescates, abriendo la puerta a lo que se conoce como la "reestructuración de la deuda". En otras palabras: diseñar un sistema que no haga frente a las deudas sino que las renegocie y, llegado el caso, deje algunas sin pagar a los bancos. La idea, vista por diversos analistas como una muestra de egoísmo ante problemas que afectan a toda la eurozona, fue reivindicada por Merkel porque implica que el dinero de los contribuyentes alemanes "no sea el único que pague las crisis y sean otros los que paguen la factura".
Los 27 crearán un mecanismo permanente de ayuda para la crisis
Un grupo de países arropados por el BCE se oponen a la idea, porque podría producir un encarecimiento del interés de la deuda de los países con una menor credibilidad en los mercados y por el riesgo para las propias entidades, que podrían tambalearse y poner en riesgo el sistema financiero si algún Estado no les devuelve lo prestado. "Estamos más cerca de los que están en una posición de mucha precaución a la hora de incorporar al sector privado", anunció Zapatero al término de la cumbre, quien además pidió "mucha cautela" sobre el diseño de quiebras, porque "este mensaje, sin más, tiene riesgo".
Desconfianza de los mercados
Para Jean Claude Trichet, es "contraproducente" porque podría llevar a una pérdida de confianza de los mercados, justo lo que se trata de recobrar para Grecia, Irlanda o Portugal, que afrontan una gran inestabilidad interna. Trichet lideró la oposición a la medida, pero no fue secundado sólo por países con déficits altos. Para Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, la propuesta alemana es "muy sensible" por la posibilidad de que "lleve la confusión a los mercados". Además, implica un doble rasero sobre la lógica del euro, que hasta ahora benefició a Alemania consagrándola como el exportador por excelencia (contribuyendo al déficit de países importadores), pero que también reclamó la solidaridad de Berlín ante el problema de alguno de sus socios, como Grecia.
Trichet lidera la oposición a un posible impago de los estados
Apoyo al euro
Para Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo, los 27 sellaron con la reforma del Tratado de Lisboa "un pacto sólido para reforzar el euro". Este desembocará en diciembre, cuando junto al presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, Van Rompuy presente una propuesta detallada sobre el fondo de apoyo al euro y el peso de los bancos en las futuras quiebras de países. El presidente del Consejo también anunció el respaldo de los líderes de la UE a las multas y nuevas sanciones que se aplicarán de manera preventiva a los países cuyas cuentas públicas vayan a superar las líneas rojas del déficit (3% del PIB) y deuda (60%). Hasta ahora, sólo existían castigos a posteriori, que con las nuevas normas también se endurecen. Los 27 esperan que estén en vigor el próximo verano, aunque excluyeron cualquier efecto retroactivo en los países que, como España, afrontan un expediente por déficit alto.
Por su parte, Reino Unido consiguió uno de sus grandes objetivos: incluir en las conclusiones una advertencia a las instituciones comunitarias, que quieren aumentar su gasto en un 6,2% el año que viene. "Es fundamental que el presupuesto de la UE y el próximo marco financiero plurianual reflejen los esfuerzos de saneamiento" de los gobiernos, asegura el documento.
Reino Unido pide una advertencia para el aumento de gasto comunitario
Van Rompuy recibió además el encargo de estudiar la otra gran apuesta de Merkel, pese al rechazo mayoritario que concita: la restricción de los derechos de voto a países que, por ejemplo, pudieran llegar a quebrar. "Sigue en la agenda", aseguró Merkel, quizás esperando un momento más propicio para conseguir el único objetivo de su lista del que se vio obligada a prescindir tras horas de insistencia.
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