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Zelaya regresa a la vía diplomática para presionar al nuevo Gobierno hondureño

EFE

El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, retomó hoy la vía diplomática en su intento de regresar al poder con una visita a México, donde recibió un nuevo espaldarazo de Felipe Calderón, y el anuncio de un inminente viaje a Brasil.

Zelaya insufló además oxígeno al Acuerdo de San José propuesto por el mediador en el conflicto hondureño, el mandatario costarricense Óscar Arias, al afirmar que está dispuesto a firmar el plan para resolver la crisis y que supondría su regreso al poder al frente de un gobierno de unidad.

Hace dos semanas, el presidente depuesto dio por "fracasado" el diálogo que mantenía con el Gobierno de facto de su país con la mediación de Arias y se instaló en la frontera de Nicaragua con Honduras en un nuevo intento infructuoso por volver a su país.

Sin embargo, tras abandonar ayer la ciudad nicaragüense de Ocotal, hoy viajó a México, donde fue recibido por el presidente Felipe Calderón con honores de jefe de Estado, y a finales de semana se dispone a aceptar una invitación del gobernante de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

"Tengo una invitación para Brasil y tengo otras invitaciones, pero en este momento voy atender la invitación del presidente Lula, que me ha hablado muchas veces, que ha estado pendiente", dijo desde México.

Esto, pese a que poco antes había aclarado que no está dispuesto "a hacer un juego diplomático en el exterior de Honduras con el único fin de dilatar el proceso de reconstitución de la democracia en el país" y que tiene intención de seguir con su "resistencia pacífica".

Zelaya anunció la semana pasada que estaba organizando un "ejército popular" y que seguidores suyos, con los que espera volver a su país, están "recibiendo formación, capacitación y entrenamiento" en Nicaragua, aunque hoy reiteró su disposición de "seguir utilizando métodos pacíficos".

Ante esta situación, la opositora Bancada Democrática Nicaragüense (BDN) presentó hoy en la Asamblea Nacional una iniciativa para que se apruebe una resolución que pida la expulsión del país del presidente depuesto.

Durante la visita de Zelaya, Calderón hizo un llamamiento al nuevo presidente de Honduras, Roberto Micheletti, nombrado por el Parlamento después de destituir a Zelaya, para que acepte la propuesta de Arias.

"Exigimos, desde luego, al grupo de facto en el poder en Honduras que acepte las condiciones del Plan Arias para que se restablezca de inmediato la legalidad y la constitucionalidad", indicó en una rueda de prensa junto con su invitado hondureño.

El gobernante depuesto, por su parte, dijo que suscribiría la solución propuesta por Arias siempre y cuando implique su restitución en el poder, "condición 'sine qua non' para la paz en Honduras".

El nuevo Gobierno de Micheletti ha declinado hasta el momento responder a la propuesta del presidente costarricense e insiste en que personalidades internacionales vayan a Honduras para que comprueben la situación en el país.

La Organización de Estados Americanos (OEA) está, según su secretario general, José Miguel Insulza, a punto de anunciar "una misión de nivel ministerial" a la nación centroamericana para persuadir a Micheletti de que acepte el Acuerdo de San José.

La presión internacional también se concentró en pedir a Estados Unidos una postura más firme contra el Gobierno de facto hondureño.

El propio Zelaya consideró que las medidas aplicadas hasta ahora por Washington "no son suficientes" y le pidió aplicar sanciones en materias "comercial, militar y migratoria", con lo que, aseguró, "ese golpe durará cinco minutos".

También Brasil reclamó a EE.UU. "señales más claras" contra el golpe de Estado "para que no quede ninguna duda", durante una reunión entre el asesor de la Presidencia, Marco Aurelio García, y el general Jim Jones, consejero del presidente estadounidense, Barack Obama.

Por su lado, el mandatario venezolano, Hugo Chávez, reiteraba que Estados Unidos "está apoyando" el golpe de Estado en Honduras, pese a su "aparente ambigüedad y un discurso supuestamente nuevo".

Chávez, además, calificó de "digna la actitud" de su colega de México, Felipe Calderón, por recibir a Zelaya con los honores correspondientes a un jefe de Estado.

Entretanto, en Tegucigalpa, la jefatura de las Fuerzas Armadas aseguró que, con la expulsión del poder de Zelaya, Honduras ha parado el "plan expansionista" del "comunismo disfrazado de democracia" que supone el "chavismo".

El jefe del Ejército, el general Miguel Ángel García Padgett, dijo en un programa de televisión, arropado por el resto del Estado Mayor conjunto, que Honduras "es solamente un objetivo intermedio, porque el objetivo final de esa amenaza del socialismo, comunismo disfrazado de democracia, va para el corazón de Estados Unidos".

Si Centroamérica "se convierte al socialismo, al comunismo, chavismo podríamos decir", advirtió el alto mando, la región será "un mercado abierto al narcotráfico, al terrorismo, al crimen organizado, y lo que es más peligroso, (...) a las bases militares contrarias a nuestro sistema de Gobierno que es la democracia".

Asimismo, un representante de la auditoría jurídico-militar de las Fuerzas Armadas presentó a título personal una solicitud ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones para que se cierre Radio Globo, afín a Zelaya, por incitar a la insurrección.

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