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Yo

El miércoles 7 de enero me disponía a ir al funeral por la muerte de un amigo cuando escuché la noticia de un tiroteo en los locales de la revista Charlie Hebdo. Salí de casa inquieto, consciente de que había muertos y de que no se trataba de uno más de estos ataques que la revista ha sufrido en los últimos tiempos, pero era incapaz de imaginar la realidad de lo ocurrido. Y mi mente estaba en otra parte. Durante la ceremonia, laica, citaron el carácter crítico, libre, solidario e irreverente del amigo desaparecido y pensé en los números de Charlie Hebdo que seguramente había comprado, leído y compartido. Era una sensación extraña y un doble homenaje a la vez, como si el símbolo del periódico atacado se encarnara en el adiós que le brindábamos al amigo. Ya que tenía que morir, se merecía hacerlo con Charlie, llegué a pensar. Luego, mientras volvía a casa descubrí los nombres de los asesinados, Charb, Cabu, Wolinski… Firmas conocidas de todos y trazos reconocibles a los que tenía la mecá

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El miércoles 7 de enero me disponía a ir al funeral por la muerte de un amigo cuando escuché la noticia de un tiroteo en los locales de la revista Charlie Hebdo. Salí de casa inquieto, consciente de que había muertos y de que no se trataba de uno más de estos ataques que la revista ha sufrido en los últimos tiempos, pero era incapaz de imaginar la realidad de lo ocurrido. Y mi mente estaba en otra parte. Durante la ceremonia, laica, citaron el carácter crítico, libre, solidario e irreverente del amigo desaparecido y pensé en los números de Charlie Hebdo que seguramente había comprado, leído y compartido. Era una sensación extraña y un doble homenaje a la vez, como si el símbolo del periódico atacado se encarnara en el adiós que le brindábamos al amigo. Ya que tenía que morir, se merecía hacerlo con Charlie, llegué a pensar. Luego, mientras volvía a casa descubrí los nombres de los asesinados, Charb, Cabu, Wolinski… Firmas conocidas de todos y trazos reconocibles a los que tenía la mecánica costumbre de echar una mirada al pasar frente al kiosko.

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