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La identidad como construcción democrática

El bloque independentista cosechó 1,8 mill de votos el 11-N en Cataluña. Cuatro años de intensas campañas oficiales con financiación masiva en un contexto político altamente favorable no han dado para más. La cifra le ha creado un problema en el campo democrático, aquel en el que había venido jugando con éxito hasta ahora: el de dirigirse directamente al pueblo. Hoy tiene dos salidas: esperar una coyuntura general (aún) más favorable, o filtrar la voluntad popular con mecanismos institucionales para declarar unilateralmente la independencia. Lo primero puede darse, aunque es difícil. Lo segundo erosionaría gravemente su estrategia democrática. Conclusión: el independentismo se ha incrustado en un callejón sin salida que se hará más oscuro si los apoyos a la independencia siguen menguando. Ha llegado el momento de diseñar una salida democrática al problema nacional en todo el Estado. Los espacios políticos con capacidad de hacerlo ya han formulado piezas importantes: “dejar que decida d

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El bloque independentista cosechó 1,8 mill de votos el 11-N en Cataluña. Cuatro años de intensas campañas oficiales con financiación masiva en un contexto político altamente favorable no han dado para más. La cifra le ha creado un problema en el campo democrático, aquel en el que había venido jugando con éxito hasta ahora: el de dirigirse directamente al pueblo. Hoy tiene dos salidas: esperar una coyuntura general (aún) más favorable, o filtrar la voluntad popular con mecanismos institucionales para declarar unilateralmente la independencia. Lo primero puede darse, aunque es difícil. Lo segundo erosionaría gravemente su estrategia democrática. Conclusión: el independentismo se ha incrustado en un callejón sin salida que se hará más oscuro si los apoyos a la independencia siguen menguando. Ha llegado el momento de diseñar una salida democrática al problema nacional en todo el Estado.

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El proyecto federal trata de generar “algo nuevo” que tiene que ser necesariamente multilingue, descentralizador de todas las instituciones y no sólo del Senado, solidario y mestizo

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Para darle una salida al problema nacional en todo el Estado no es suficiente reconocer esa diversidad -otra vez- como si fuera un algo congelado para siempre en un pasado remoto. Pasa por un proyecto político destino a construir una identidad compartida en todo el Estado. Tiene que se algo más que una adición mecánica de identidades ya existentes, algo nuevo. No se trata de liquidar las existentes sino de convertirlas en piezas de un algo que las amplía a partir de la contaminación de las unas con las otras.

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